La fatiga se manifiesta con sensación de falta de energía, agotamiento o cansancio, y puede aparecer como respuesta normal al esfuerzo físico, al estrés emocional o a la falta de sueño prolongado. Por lo general, ésta no se debe a una enfermedad seria, pero en algunos casos puede ser signo de un trastorno físico o mental más grave.
Existen muchas causas posibles de la fatiga, entre ellas:
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Anemia.
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Depresión.
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Consumo de ciertos medicamentos, como sedantes o antidepresivos.
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Dolor persistente.
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Trastornos del sueño, insomnio, apnea obstructiva o narcolepsia.
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Hipotiroidismo o hipertiroidismo.
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Consumo de alcohol o drogas.
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Enfermedades como artritis, lupus, cáncer, insuficiencia cardíaca congestiva, diabetes, fibromialgia, anorexia y otros trastornos alimentarios, infecciones de largo proceso, afecciones renales y hepáticas.
Cuando el cansancio es patológico
El cansancio y la pérdida de energía forman parte de un conjunto de sensaciones que ponen en evidencia el desgaste que sufre la mente y el cuerpo como resultado de las múltiples acciones cotidianas y también por el inevitable paso del tiempo.
Al respecto, el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y psicoterapeuta, cuenta que desde la década del 80 se vienen describiendo una serie de síndromes que ponen en evidencia la vulnerabilidad del psiquismo y su impacto en el cuerpo. Algunos de ellos son: trastornos por dolor, fibromialgia, depresiones con síntomas dolorosos, colon irritable y numerosas enfermedades psicosomáticas.
“Todos estos trastornos dan cuenta de que las exigencias externas sobrepasan las capacidades individuales para enfrentarlas. Las manifestaciones corporales se acompañan con alteraciones cognoscitivas, constituyéndose en el eje de la vida de la persona, con el consiguiente deterioro en sus actividades y proyectos”, explica el doctor Ghedin.
Otro ejemplo de todo este correlato de síntomas sin causa orgánica es el Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), que consiste en:
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Presencia de fatiga médicamente inexplicable con una evolución de al menos seis meses que no se debe al ejercicio físico, no se alivia con el reposo y reduce el nivel de actividad.
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Alteraciones de la memoria, falta de concentración, dolores de garganta, musculares, articulares, cefaleas, adenopatías (ganglios inflamados) y dificultades para reponerse luego de actividades físicas (ejemplo: caminata).
“En general –asegura el médico psiquiatra y psicoterapeuta- la fatiga es un síntoma frecuente, siendo referido por un 6 a un 7,5 % de la población general, pero sólo entre un 0,2 a un 2,6% de los casos son diagnosticados como SFC”. Y agrega: “Esta patología es más frecuente en mujeres, aunque los niños y adolescentes también pueden padecerla”.
Tratamiento y cambio de mentalidad
El doctor Ghedin afirma que la terapéutica del Síndrome de Fatiga Crónica debe orientarse a modificar ciertos rasgos patológicos de base que están en su origen: “Es fundamental que la persona comprenda que su autoestima se sostiene por un sistema insano de recompensas que supera sus límites físicos e intelectuales. Por lo tanto, el enfoque de toda psicoterapia debería ayudar a los pacientes a reconocer mejor y respetar sus límites, adoptando un estilo de vida con una actividad más equilibrada, evaluando alternativas, aprendiendo formas para abordar los acontecimientos traumáticos y las emociones perturbadoras”.
“Todas estas medidas terapéuticas ayudan correr a la ‘enfermedad’ del eje vital del individuo, siendo este reemplazado por verdaderos incentivos de desarrollo personal”, concluye el especialista.
Consejos para reducir la fatiga
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Dormir bien todas las noches.
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Consumir una dieta saludable y bien balanceada, y beber abundante agua a lo largo de todo el día.
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Hacer ejercicio regularmente.
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Poner en práctica distintas técnicas de relajación, como yoga o meditación.
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Mantener un horario de trabajo razonable.
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Evitar el consumo de alcohol, nicotina y drogas.
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Recordar que los estimulantes (como la cafeína) no son tratamientos efectivos para la fatiga y pueden empeorar el síntoma cuando se suspenden. Los tranquilizantes también tienden a empeorar este problema.
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Si padecés de dolor crónico o depresión, el hecho de tratar estos cuadros a menudo ayuda a mejorar la fatiga.