La necesidad de insertar a un profesional de la psicología en el ámbito deportivo aparece ante el registro de cómo influyen las emociones y el estado psicológico del atleta a la hora de entrenar y lograr resultados óptimos en su rendimiento.
El psicólogo observa el modo en que los factores psicológicos afectan el rendimiento físico de los individuos, comprendiendo la forma en que la participación en el deporte y la actividad física afectan el desarrollo, la salud y el bienestar personal.
El profesional se desempeña desde lo preventivo, desde el lugar de la salud, pero sin dejar de rozar, de alguna manera, lo psicopatológico, teniendo en cuenta los factores individuales que se ponen en juego antes, durante y después de una participación competitiva.
A su vez, en los deportes grupales, evalúa el trabajo en equipo y la necesidad de incluir intervenciones específicas que incentivaran la coordinación de acciones, el sentido de pertenencia, la cohesión grupal para arribar de esta manera a los resultados esperados.
El psicólogo deberá apuntar al trabajo sobre el rendimiento, que equivale a desarrollar la autoestima, entre otros factores, y no solo sobre el resultado, teniendo en cuenta que más importante que el talento es el esfuerzo que un deportista puede realizar. De lo que se trata es de conseguir una mejor performance pudiendo aliviar esos estados de tensión y de ansiedad que sufre el individuo en la vida diaria. Como personal de apoyo de perfil bajo, tiene que poder naturalizar su función, contando con una metodología de trabajo, constancia, perseverancia y sentido común.
¿Que aptitudes debe tener en cuenta el psicólogo deportivo y cuáles son las competencias a trabajar?
• La motivación, ese motor empuje, lo que mueve al deportista a entrenarse, aprender, divertirse y poder superarse y ganar en una competencia, teniendo en cuenta que la misma forma parte de un proceso en continuo cambio.
• La concentración, como la capacidad que le permite poder mantener la atención focalizada en el juego, evitando la dispersión o la influencia de factores externos que dificultan el mejor rendimiento durante la actividad.
• El control de las presiones tanto externas como internas, entre las que se encuentran por un lado, la influencia de los otros (entrenadores, hinchas, público en general, el club, etc.), como su propia presión, exigiéndose más de lo que pueden realizar. Hay que observar en estos casos cual es el origen de este factor y poder trabajar para atenuarlo.
• La confianza, que permite que un deportista decida y se arriesgue, que se sienta más seguro de sí mismo y con la suficiente firmeza para accionar
• La cohesión grupal es otro elemento a trabajar, como ese sentimiento del nosotros, de pertenencia, teniendo en cuenta que equipo deportivo es un poco más complejo inclusive, que hablar de grupo.
*María Noel Lucano (MN 34260) es licenciada en Psicología de la UBA. www.marianoellucano.com