Dos nuevos casos de «karoshi», el término que describe el suicidio por exceso de trabajo, se produjeron en Japón, pese a los intentos del gobierno de legislar para contener el problema.
El ministerio de Trabajo japonés estableció que cuatro empleados de Mitsubishi Electric entre 2014 y 2017 “sufrieron condiciones de estrés físico y mental, que llevaron a dos de ellos a quitarse la vida”.
Las revelaciones siguen al caso de otro empleado del centro de investigación y desarrollo de la empresa, con sede en Tokio, que desarrolló disturbios asociados a la depresión debido a las largas horas en la oficina.
«Tomamos seriamente en estudio y trabajamos para proteger la salud de nuestros empleados», dijo el vocero de Mitsubishi en conferencia de prensa.
Tres de los empleados habían sido contratados sobre la base del «Sistema de empleo discrecional», que en el caso de Mitsubishi abarcó a unos 10.000 empleados antes de ser abolido el pasado marzo.
Según este procedimiento, introducido en 2004, las empresas retribuyen a sus empleados por un número fijo de horas extras y no por el tiempo realmente pasado en la oficina. Mitsubishi dijo que la cancelación del plan no se debe a los suicidios sino que era un intento de comprender mejor las costumbres de los empleados.
En lugar de reducirse progresivamente el exceso de horas extra, ocurrió que los empleados se quedaban más tiempo en la oficina sin ser pagados. Por ello el año pasado el gobierno limitó de hecho el número de horas extra permitidas a los empleados, aunque excluyendo a las figuras profesionales con altas retribuciones.
Según los datos del ministerio de Trabajo, 190 casos de «karoshi» fueron certificados en el año fiscal 2017. En el 90% de los casos las personas sumaron más de 80 horas extras, mientras en el 50% las horas extra superaban las 100.