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Cómo influye la vida sexual de una persona en su rendimiento laboral

Cuando los problemas sexuales afectan el rendimiento laboral (Foto: Pixabay)

Cuando los problemas sexuales afectan el rendimiento laboral (Foto: Pixabay)

Tras una situación tensa en el trabajo, más de uno ha hecho el comentario, poco acertado, de que el mal humor de algunos se debe a la falta de satisfacción sexual. Al contrario, cuando alguien llega, sin motivo aparente, con una gran sonrisa, también hacemos bromas sobre si ha tenido una buena sesión de sexo en el desayuno. Pero, ¿realmente nuestra vida sexual influye en nuestro trabajo?

Investigaciones recientes así lo confirmaron. Es el caso del estudio De la cama a la oficina, de la Universidad de Oregón. Este concluyó en 2017, a través de las entrevistas de 159 empleados de diferentes sectores, que la satisfacción sexual mejora el rendimiento laboral. Un filón que aún está por explorar.

Tal y como se publicaba en Journal of Management, una vida sexual satisfactoria tenía un impacto directo en la satisfacción laboral y en el compromiso con la empresa. Así, “cuando los empleados tenían relaciones sexuales en el hogar, informaban de un aumento del afecto positivo en el trabajo”. El trabajo constataba que los efectos se mantenían, al menos, 24 horas. Una vez más se comprobaba que empezar el día con una buena sesión de sexo tiene beneficios sociales, emocionales y fisiológicos, al menos, para tener una mejor jornada.

También se comprobó el efecto a la inversa. Las personas que no desconectaban del trabajo en casa, tendían a tener una vida sexual menos satisfactoria, que irónicamente seguía repercutiendo en estar menos concentrados y motivado en el trabajo. Lo que toda la vida se ha entendido como “la pescadilla que se muerde la cola”.

Sexo en la oficina

Ana Sierra, sexóloga y autora de Felices por la vida (Kailas) ha profundizado sobre esta cuestión. “Nuestro equilibrio sexual siempre beneficiará nuestro rendimiento laboral”, afirma rotunda. No parece una conclusión tan difícil. La sexóloga pone como comparativa la importancia de dormir bien para trabajar bien al día siguiente. Una cuestión que también puede parecer íntima, pero que está socialmente aceptada. “¿Entonces por qué nos resulta tan extraño que nuestra sexualidad se mezcle con el trabajo? El bienestar en cualquier área de nuestra vida es gasolina para nuestra actitud”. Así, señala beneficios en el humor, la motivación, la creatividad, la concentración o el trabajo en equipo.

Para Ana Sierra no solo la satisfacción sexual influye en el trabajo. Da un paso más e insiste en que nuestra sexualidad, entendida de forma global, también marca nuestra forma de relacionarnos en el mundo laboral. “Nadie cuelga los genitales para ir a la oficina”, continúa la experta con un ejemplo gráfico. En otras palabras: nuestra sexualidad nos acompaña haya donde vayamos y nos condiciona como lo hacen otras áreas vitales. “Eso no significa que se exprese igual en todas ellas, pero sí que esté activa”. El ejemplo más claro es que “tanto nuestra orientación como nuestra identidad sexual afectan a cómo nos perciben y nos tratan los demás”.

La sexualidad como tarea pendiente de Recursos Humanos

“Sería interesante que en Recursos Humanos existiera el área de atención a la sexualidad. Parece una broma, pero la sexualidad contemplada en su totalidad tendría que incorporarse en la empresa consciente, porque inconscientemente ya está, aunque no se le hace mucho caso”, apunta Sierra.

Reflexiona también sobre ello Rafael San Román, psicólogo de Ifeel, especializado en desarrollo personal y corporativo. Según el experto hay muchas preguntas que podrían hacerse para saber si el sexo, en el sentido más amplio de la palabra, influye en el ambiente laboral. “¿Hay más o menos el mismo número de hombres que de mujeres? ¿Existe la diversidad sexual y eso se vive de manera abierta y tolerante dentro de la cultura empresarial (lo cual, repercutiría positivamente en el rendimiento, y negativamente si la diversidad es algo mal visto)? ¿Algunos miembros de la plantilla son pareja entre sí (en cuyo caso tienen por delante el reto de separar lo personal de lo laboral)?”

Por supuesto, faltaría la pregunta del millón: ¿qué pasa con el flirteo entre compañeros? “En la oficina (no así en el teletrabajo) nos relacionamos con gente de manera muy próxima, nuestras interacciones pueden activar conductas como el flirteo o la búsqueda de atractivo sexual, o bien impulsos como el deseo sexual. Eso, adecuadamente gestionado, puede generar un ambiente distendido y agradable o bien un ambiente tenso, en función de las dinámicas que se establezcan”, deja para la reflexión San Román.

En la salud y en la enfermedad

Queda claro que la relación entre nuestra vida sexual y nuestra vida laboral es más estrecha de lo que pensamos. Y lo es además en ambos sentidos, para bien y para mal. “Lo que ocurre en nuestra vida personal fuera de la oficina nos puede influir tanto positivamente como negativamente”, insiste el psicólogo de Ifeel. “Si fuera del trabajo estamos bien, incluso muy bien, eso tenderá a aumentar nuestra motivación, energía y apertura a los demás; por el contrario, si fuera del trabajo tenemos problemas serios, va a ser difícil que desconectemos de ellos y que no interfieran en nuestro rendimiento”, insiste Rafael.

No solo en el rendimiento. Incluso en nuestra salud. Así lo explica Ana Sierra. “Si soy una persona saludable sexualmente, esto contribuye a ese estado de bienestar general, con el consecuente beneficio físico, mental y social. Por ejemplo, así aumento mis defensas, lo que favorece la protección frente a diversos patógenos, virus, bacterias, etc., y por ende, evito bajas por resfriados”, aporta Ana Sierra. Además, “la reducción de cortisol, hormona del estrés, y liberación de la oxitocina, la de la relajación, se asocian a este bienestar”, y también ayudan a reducir el estrés y la ansiedad laboral. Todo ello sumado a otros beneficios que el buen sexo tiene en nuestra vida, y también en nuestro trabajo, como por ejemplo una mejor memoria o un mejor descanso.

Como concluye Rafael San Román “la separación entre ‘lo personal’ y ‘lo profesional’ es más difusa de lo que queremos pensar: aunque sí podemos dejar completamente a un lado nuestra profesión fuera del horario de trabajo, en realidad no dejamos de ser personas cuando estamos trabajando”.

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