“Muy pocas personas obesas tienen alegría de mostrar su cuerpo desnudo frente a otra persona. Por lo general afloran sentimientos como miedo y autorechazo a la hora de exponerse desnudos, a la luz, a la vista del otro. La conducta compensatoria es ocultarse, camuflarse o ambientar la ocasión a oscuras, usando todo tipo de excusas para lograrlo, tanto hombres como mujeres”, afirma la Licenciada en Nutrición Mariana Szusterman.
En el caso de los hombres obesos manifiestan poco o bajo rendimiento debido a la fatiga o falta de irrigación para lograr la erección, falta de aire, falta de paciencia y urgencia para lograr la descarga rápida y aprovechar el “envión”, una vez lograda la erección. Esto hace a una relación sexual incompleta, con poco o ningún juego previo, seducción y poco o ningún contacto amoroso, o sea un acto mecánico. Luego suelen dormirse debido a quedar exhaustos por el gran esfuerzo que se le demanda al corazón y en clara actitud de agotamiento y evasión, dejando a la compañera sola y vacía.
“Si pensamos en el tremendo esfuerzo que resulta biológicamente una relación sexual en personas sin sobrepeso, lo que le pide el corazón en cuanto a bombeo extra a alguien con sobrepeso, es mucho mayor”, aclara Szusterman. Y agrega: “La falta de oxígeno en el hombre causa, a veces, dejar todo por la mitad.
La frustración y el pensamiento de impotencia puede instalarse y volver a intentar resulta una tarea no deseada por temida. El desaliento comienza a ganar terreno y el miedo a la repetición del fracaso regula una actividad cada vez menos frecuente”
¿Y las mujeres?
Las mujeres suelen evitar el juego de seducción previo, las caricias sobre todo por miedo a que le toquen ese rollo o que el volumen de su cuerpo las inhiba. La sensualidad y el juego no aparecen por vergüenza a ser vistas y la culpa, que es el sentimiento de base actúa como represor y no permite fluir otro tipo de sentimientos, ni liberar la libido necesaria que daría paso a una relación sexual completa, acompañada de afecto y entrega.
La mujer, como receptora, se siente poco atractiva y presenta una disposición evasiva frente a los requerimientos del compañero y pronto estará tan pendiente de no mostrar, no dejarse tocar, no dejarse ver, que todo ocurrirá casi como en una clandestinidad. ¿Y cómo disfrutar cuando la cabeza está tan ocupada
Por qué afecta al rendimiento sexual
Cuando una persona no puede ni mirarse sola frente al espejo porque le horroriza verse deformada o con colgajos y pliegues que ni dejan ver sus propios órganos sexuales, alguien que no ve más abajo de su panza, no para de sudar, respira con dificultad, se agita al menor esfuerzo y se oculta bajo las sábanas en la oscuridad, pronto se declarará a si misma no apta para la performance sexual. Incluso algunos, hasta eligen dormir en cuartos separados de sus parejas.
Entonces, ya deja de ser un problema de anorexia sexual, excusas, apatía y desinterés, comienza a ser un problema del espíritu impotente que se apaga en desintegración. La buena noticia es que todo esto se modifica tomado a tiempo y bajando de peso.
Es notable el cambio que manifiestan las personas en cuanto a rendimiento, frecuencia, disfrute y alegría que vuelve a instalarse en la vida sexual cuando los cuerpos, apropiados de sí mismos, se disponen a disfrutar. Una sexualidad sana es calidad de vida. Una mente ocupada con tanto desagrado no deja entrar el placer.