A la psicóloga Jessica Maxwell, profesora titular de psicología en la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, le llamó la atención que mucha gente piense el sexo como algo fácil, y que están dispuestos a abandonar una relación cuando se complica. Esa inquietud llevó a Maxwell a investigar las formas en que nuestras creencias pueden influir en nuestras relaciones íntimas a corto y largo plazo.
Por un lado, está la «mentalidad de crecimiento sexual», que es la creencia de que la satisfacción requiere esfuerzo y trabajo; y por otro lado, está la «mentalidad de destino sexual», que considera que la compatibilidad natural entre las parejas sexuales es el factor clave que permite a las parejas mantener la satisfacción sexual, o en otras palabras, la idea que cualquier esfuerzo en una relación sexual es un indicio que la relación está destinada al fracaso.
Maxwell realizó unos estudios y descubrió que estas mentalidades pueden dictar la forma en que las personas enfrentan los problemas en sus relaciones. La investigación demuestra que la forma de disfrutar de una vida amorosa más saludable y feliz es forjando «expectativas sexuales» más constructivas.
Maxwell diseñó unas escalas para medir la «mentalidad de destino sexual» y la «mentalidad de crecimiento sexual». La primera se centró en la creencia de que la compatibilidad sexual es instantánea y refleja la idoneidad general de la pareja, que si las parejas sexuales están destinadas a estar juntas, el sexo será fácil y satisfactorio.
En cambio, la mentalidad de crecimiento sexual se midió a través del acuerdo, porque considera que una relación sexual satisfactoria también tiene que ver con aprender a resolver las diferencias sexuales con una pareja.
Maxwell y sus colegas confirmaron que la mentalidad sexual de las personas influye en su satisfacción sexual y en la calidad general de su relación, más allá de su mentalidad romántica. Las creencias de crecimiento sexual tienden a producir relaciones más felices, dentro y fuera del dormitorio.
En otro estudio, Maxwell les pidió a los participantes que completaran un diario durante tres semanas para realizar un seguimiento de los cambios en la mentalidad de las personas y la calidad general de sus experiencias sexuales. «Descubrimos que un mayor respaldo a la creencia de que ‘el sexo requiere trabajo’ en un día determinado, traía beneficios», dice.
Además, Maxwell exploró las formas en que la mentalidad sexual influyó en la transición de las parejas a la paternidad, un evento que causa problemas en las relaciones sexuales y descubrió que las creencias de crecimiento traen una mayor satisfacción para la pareja durante este momento difícil. Las creencias de alto destino, por el contrario, resultaron en una satisfacción considerablemente menor.
En general, las personas con mentalidad de crecimiento parecen más dispuestas a asumir nuevos desafíos y son más capaces de manejar los contratiempos. Además, se puede promover la mentalidad de crecimiento a otros ámbitos, como por ejemplo, en un entorno educativo, la mentalidad de crecimiento aumenta el rendimiento general de los estudiantes. Por eso, muchos psicólogos de todo el mundo están investigando el papel de la mentalidad en otros ámbitos, incluido el comportamiento de salud y estado físico de las personas, la pasión en el lugar de trabajo y la fortaleza de sus relaciones de pareja.