Los trastornos alimenticios son extremadamente frecuentes en nuestra sociedad, tanto en jóvenes como en adultos o en hombres o mujeres. Una persona que padece trastornos alimenticios altera gravemente sus patrones de conducta alimentaria, que tienen una repercusión considerable en la capacidad del cuerpo para obtener la nutrición adecuada.
Un trastorno alimenticio puede dañar el corazón, el aparato digestivo, los huesos, los dientes y la boca, y derivar en otras enfermedades, además de las consecuencias psicológicas como la depresión, ansiedad, baja autoestima, entre otras.
Según un estudio publicado por investigadores de la Universidad Loyola, la Universidad Carlos III, la Universidad de Londres y la Universidad de Sevilla, han descubierto una variación en los movimientos oculares de las personas anoréxicas que podrían estar presentes en las personas en riesgo de padecer trastornos alimenticios. Encontrar esta alteración podría ayudar en el desarrollo de tratamientos preventivos.
Los movimientos oculares se observan a través del ‘eye tracker’, un equipo capaz de «evaluar procesos cognitivos implicados en el lenguaje, la atención o el control ejecutivo a partir del registro de los movimientos oculares que se realizan al ejecutar una tarea»
Este estudio fue liderado por el investigador Sergio Navas León, que realiza su tesis con un trabajo de investigación titulado ‘Promoción de la salud física y emocional mediante tecnología ‘Eye-tracking’ y ‘feedback’ auditivo en personas con desórdenes alimenticios a nivel clínico y subclínico’. El proyecto tiene como objetivo principal el estudio de las distorsiones corporales presentes en los desórdenes alimenticios mediante ‘feedback’ sensorial y su integración en dispositivos ‘wearables’, con el fin de promocionar la salud físico-emocional entre pacientes y personas en riesgo de padecerlos.
Sin embargo los investigadores aún desconocen si los movimientos anormales pueden servir como biomarcadores para un diagnóstico temprano y un tratamiento preventivo, pero el estudio clave en la investigación de los trastornos alimenticios, y su vínculo con el sistema nervioso, particularmente el órgano ocular.
Los trastornos como la anorexia o la bulimia nerviosa son relativamente frecuentes, especialmente entre las mujeres jóvenes y adultas, aunque también se puede dar en hombres. Están asociados con graves deterioros en la calidad de vida, además de tener las tasas de mortalidad más elevadas de todas las enfermedades psiquiátricas. Muchas veces, los pacientes no mejoran después del tratamiento, y por eso es tan esencial la detección temprana y los tratamientos rápidos.