Cada vez más las personas buscan objetivos reales de belleza y bienestar, acordes con su estilo de vida y sus hábitos cotidianos. Es por ello que los tratamientos no invasivos ganan terreno y el quirófano deja de ser una opción, sobre todo para quienes entienden que modelar su cuerpo debe ser una experiencia confortable y sin riesgo, que no altere la rutina con procesos largos, dolorosos o con un tiempo de recuperación excesivo.
Como dermatólogo, tengo la responsabilidad de brindarle al paciente una atención integral. Que el tratamiento sea cómodo, rápido y eficaz, es óptimo pero no suficiente. Lo más importante es que tenga seguridad durante todo el proceso, garantizada por una larga experiencia profesional de formación continua, así como también por un equipamiento de última tecnología, que posea el aval de un organismo internacional como la Food and Drug Administration de EEUU (FDA).
Ahora Argentina ya cuenta con un láser para tratamientos de lipólisis no invasiva, que permite eliminar, en tan solo 25 minutos, las adiposidades localizadas resistentes a las dietas y el gimnasio, sin molestias y con recuperación inmediata. Indicado para tratar flancos, abdomen, espalda, cara interna y externa de muslos, brazos y próximamente llegará al país un nuevo aplicador para la sección submentoniana o “papada”.
Se trata de Sculpsure, un sistema con cuatro aplicadores planos que se ajustan a las necesidades de reducción de cada caso, lo que permite abordar múltiples áreas al mismo tiempo con resultados uniformes, sin realizar succión y de forma rápida. Estos aplicadores dirigen el láser que, mediante un aumento controlado de la temperatura, provocará la ruptura del adipocito, el cual será eliminado de manera natural por el propio cuerpo. Para una mayor seguridad el sistema alterna el calentamiento del tejido adiposo con el enfriamiento de la zona, cuidando la piel en todo momento y ofreciendo más comodidad.
Los cuatro aplicadores se colocan directamente sobre la piel a través de un sistema de sujeción flexible, mediante los cuales actuará el láser que atacará las células grasas y, al mismo tiempo, se enfriará la zona para cuidar la piel. Eso hace que durante la sesión lo único que se sienta son olas de calor y frío alternadas, teniendo una experiencia cómoda y segura.
Lo habitual con este tipo de opciones son dos sesiones por zona, con resultados visibles desde la sexta semana de tratamiento y más mejoras hasta las 12 semanas subsiguientes.
Una ventaja de estas opciones no invasivas es que funcionan mejor si el paciente no hace reposo, mientras que los tratamientos tradicionales requieren cuidados posteriores. Así, el paciente puede volver a su rutina de inmediato, entre ellos realizar ejercicio físico.
Así, estas opciones no invasivas permiten una reducción de más del 24% de la grasa persistente, sin que el paciente deba interrumpir ninguna de sus ocupaciones, y con menos de media hora por sesión.
*El doctor Andrés Cordero es la tercera generación de una familia de médicos dermatólogos. Pertenece al Staff Médico del servicio de dermatología del Hospital Británico de Buenos Aires. Docente de la Facultad de Medicina Universidad Católica Argentina (UCA) y Universidad de Buenos Aires (UBA). Miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología.