El PRO pide que se permita la venta de remedios en kioscos y supermercados

Presentó un proyecto para que los medicamentos de venta libre como analgésicos o antiinflamatorios no se comercialicen exclusivamente en farmacias, según lo exigido por la ley nacional. Obtuvo fuerte rechazo de médicos y legisladores.  

El PRO presentó en la Legislatura un proyecto de ley para permitir la comercialización de medicamentos de venta libre, como analgésicos o antiinflamatorios, en kioscos y supermercados, es decir, fuera de las farmacias, con lo cual insistió con una iniciativa similar impulsada el año pasado. La propuesta fue fuertemente rechazada por farmacéuticos, médicos y diputados porteños de la Comisión de Salud. 

El texto fue ingresado para su debate por el diputado Helio Rebot, con el objetivo de «regular el expendio de drogas, medicamentos y otras especialidades farmacéuticas, como bienes sociales al alcance de la población, en condiciones de equidad, igualdad, libre elección y en un marco de accesibilidad y seguridad para el consumo».

En ese marco, planteó la accesibilidad, la venta y despacho de especialidades medicinales denominadas de venta libre cuya acción terapéutica sea analgésica, antiinflamatoria, antipirética o que actúen sobre el aparato digestivo en kioscos, maxikioscos y supermercados o autoservicios.

Además, precisa que el expendio de los medicamentos de venta libre en los establecimientos mencionados deberá ocurrir «en forma personal», no obstante advierte que «en el caso de mostradores de autoservicio la venta debe estar en todos los casos sujeta a la intervención posterior de personal autorizado».

Ricardo Azcorbe, presidente de la Confederación Argentina de Farmacéuticos (COFA) dijo estar «absolutamente en contra de este proyecto que está en contra de la Ley Nacional 26.567, promulgada en 2009». 

La iniciativa de Rebot retoma el debate que se dio el año pasado en la Legislatura respecto de un proyecto del PRO para permitir la venta de medicamentos fuera de las farmacias, es decir, en kioscos y supermercados y que no avanzó ante la imposibilidad de contar con el consenso de las otras fuerzas políticas.

En aquel momento, los legisladores optaron por votar la adhesión del distrito porteño a la ley nacional, que restringe a las farmacias la venta de medicamentos y obliga al expendio a cargo de un farmacéutico o personal autorizado. Esta norma fue sancionada el 25 de noviembre de 2009 y promulgada de hecho el 17 de diciembre de 2009.

Sin embargo, la ley sancionada por los legisladores porteños fue vetada por el jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, y el debate en torno a la venta de medicamentos en góndolas quedó estancado y sin definición.

Para el diputado de la oposición Jorge Selser, esta nueva presentación del PRO responde a «la insistencia del Poder Ejecutivo en promover la venta indiscriminada de medicamentos en supermercados, kioskos y maxikioskos, contradiciendo la ley nacional, a la cual adhieren todas las provincias».

«Evidentemente, Macri hace caso omiso de lo que piensan los farmacéuticos, la Facultad de Farmacia, la Asociación de Médicos Argentinos y en definitiva esta Legislatura», dijo Selser.

Por su parte, Jorge Coronel, miembro de la Confederación Médica de la República Argentina (COMRA), opinó: «Nosotros hacemos hincapié en el uso racional del medicamento, y esto también contempla que el remedio sea adquirido en la farmacia, a través de un profesional porque por más que sea de venta libre, todo tienen efectos secundarios».

«Por otro lado, los remedios que están fuera de la supervisión de profesionales como los farmacéuticos no tienen el nivel de control correspondiente, entonces, por ejemplo, vemos que se venden los productos fraccionados y quien lo compra no sabe el origen o el vencimiento», indicó.

Por último, Azcorbe recordó que en Argentina, el mal uso o el empleo abusivo del medicamento provoca 700 muertes al año y más de 100 mil intervenciones, además de ser la segunda causa de intoxicación después del alcohol. En ese sentido indicó que las especialidades de venta libre «deben dejar de ser consideradas livianamente un producto de consumo, porque mal utilizadas, no sólo no curan sino que causan graves daños». 

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