La diversa investigación científica en el mundo y la difusión de información han contribuido a que el uso medicinal del cannabis se haya extendido en distintos países. La Argentina no escapa a esta lógica global y desde hace unos días quedó habilitada la producción y cultivo para uso sanitario.
Los usos beneficiosos pueden verse en muchas enfermedades, debido a que casi todos los órganos y sistemas tienen sitios para que puedan ejercer su efecto los cannabinoides, principios activos de la planta.
Desde 2018 expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendaron eliminar el cannabis y el aceite de cannabis de la categoría más estrictamente controlada en la convención única de 1961 sobre estupefacientes. Desde allí en adelante todo fue progreso y avance en el uso de este producto.
Conociendo los efectos del cannabis y los cannabinoides sobre la salud, se comprende el uso medicinal, anti-inflamatorio, analgésico, protector y reparador del tejido nervioso, anticonvulsivante, relajante muscular, antiespasmódico, inductor del sueño, regulador de la inmunidad, antioxidante, preventivo de la recaída y del síndrome de abstinencia.
Como sucede con otras medicaciones no todos los casos logran el mismo grado de respuesta positiva, aunque son muchas las enfermedades en las que se evidencian beneficios: epilepsia, parkinson, alzheimer, esclerosis múltiple, síndrome de G. Tourette, autismo, enfermedad de Crohn y otras afecciones intestinales inflamatorias, anorexia, ansiedad, psicosis, migraña, lupus, osteoporosis, efectos secundarios de la quimioterapia, y VIH/sida, entre las más destacadas.
Lo cierto es que queda mucho por saber y confirmar en cuanto a estos usos. Más allá de eso y dado que el nivel de riesgos del uso medicinal del cannabis y los cannabinoides es bajo, las personas interesadas pueden explorar esta posibilidad con productos que tengan control de calidad, composición conocida y con el acompañamiento profesional médico y farmacéutico adecuado.
Surge entonces un nuevo camino donde el farmacéutico ejercerá un rol como educador y asesor de los pacientes. Será fundamental la formación académica específica del personal de salud, sobre todo en el corto plazo hasta que la sinergia pública-privada encuentre un equilibrio que permita mejorar la vida de las personas.
*Pilar Estevan es Gerente técnica de Farmacias de Farmacity.