Cinco de cada diez argentinos, lo que representa siete millones de hogares, optan por comprar yogures descremados y gastan 220 pesos anuales en esos productos, en tanto que desembolsan 130 pesos anuales en edulcorantes, detalló un informe privado.
El trabajo, perteneciente a la consultora de consumo masivo Kantar Worldpanel indicó que quienes compran frecuentemente productos de bajas calorías eligen en primera instancia leche líquida, yogures descremados y jugos en polvo para cuidar su dieta.
Consultada por DocSalud.com, la médica especialista en Nutrición Mónica Katz indicó que no le sorprende que los yogures descremados sean productos líderes en intención de compra no sólo por sus beneficios y la baja cantidad de calorías que poseen en comparación con sus pares enteros, sino también porque son versátiles y se puede consumir en cualquier momento del día.
“Los yogures son alimentos muy completos que dan las chances de reemplazar comidas si se mezclan con frutas, porque dan saciedad. También son considerados excelentes colaciones o hasta incluso postres. A su vez, el desarrollo de lácteos en Argentina es enorme y existe una gran variedad de estos productos, como por ejemplo los de cereales, los que tienen probióticos y los que ayudan al tránsito intestinal. Por eso son tan elegidos”, indicó Katz.
Según detalló la especialista, quien es Directora Carrera de Médico Especialista en Obesidad de la Universidad Favaloro, los principales beneficios de los yogures light son que “tienen 0% de grasas y azúcares” y la mitad de las calorías, “pero no porque estén elaborados con leche descremada, sino porque no tienen azúcar agregada, lo que los vuelve una opción fundamental para los diabéticos”.
El desafío, según Katz, es que la industria consiga para los lácteos reducidos en grasa un sabor tan placentero como el de los productos tradicionales.
De acuerdo con el informe de Kantal Worldpanel, las categorías más elegidas por los consumidores frecuentes de productos light son las leches líquidas; los yogures descremados; los jugos en polvo; los quesos blancos; las aguas saborizadas; las galletitas; las gaseosas; el pan de molde, la mayonesa y los postres.
«Cada vez más gente elige productos sanos y saludables, aun así hay categorías que son poco conocidas por sus opciones light o bajas calorías como son los aceites, las pastas frescas o el azúcar; mientras que hay otras como bebidas, lácteos y galletitas que ya son identificadas por tener opciones más saludables», destacan desde la consultora de consumo masivo.
Sin embargo, según explicó Katz, “la categoría light puede llegar a provocar confusión entre los consumidores, porque la denominación significa ‘liviano en’, pero se debe especificar liviano en qué es el producto, por ejemplo en colesterol”. Y agregó que incluso “hay alimentos light que son más calóricos que los comunes, como por ejemplo ciertos fideos”.
En relación a la leche líquida descremada, el producto que encabeza la lista entre los compradores frecuentes de productos light, la doctora opinó que es esencial para las personas que tienen riesgo cardiovascular por colesterol elevado, pero que las personas sanas que quieran adelgazar, pueden hacerlo tomando leche entera.
“El Código Alimentario Argentino define que para un producto sea bajo en grasas tiene que tener menos del 5% de grasas. La leche entera tiene 5%, es decir, cumple este requisito y la gente no lo sabe. Incluso un queso blanco untable entero tiene 10% de grasa y un port salut descremado tiene 11%”, detalló.
Más allá de los mitos y las confusiones sobre estos alimentos, la médica especialista en Nutrición indicó que nadie tiene contraindicaciones para consumir lácteos descremados, salvo los niños de dos años a los que se les recomienda productos enteros.
“Hay un consenso de las sociedades de pediatría a nivel mundial de que, salvo en casos de obesidad, no se deberían darle productos light a los chicos menores de dos años, no porque estén prohibidos, sino porque ellos necesitan los nutrientes que se les quitan a estos alimentos, como el colesterol para armar hormonas y cerebro, las grasas buenas para armar membranas y todas las proteínas y azúcares. En cambio los niños de más de 24 meses ya pueden usar como parte de una alimentación saludable un producto light, como la leche”, detalló.
Sin embargo, en su rol de nutricionista, evita indicar estos productos a jóvenes con anorexia, a a quienes usan estas versiones reducidas en grasas para después compensar y comer otros productos muchos más calóricos.
Como conclusión, la recomendación de Katz es consumir las versiones light que realmente se necesiten por cuestiones de salud y después mantener una alimentación saludable.