Cuando estar exhausto es una enfermedad

Se trata de  un cuadro prolongado que no mejora con el  reposo, puede durar hasta años y suele aparecer tras infecciones virales. Realizar ejercicio físico y terapias cognitivas ayudan a mejorar los síntomas.

El SFC suele aparecer tras una infección viral

A pesar de que el Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) se describió hace ya varios años, su causa no se conoce aún. Esta enfermedad, que afecta hasta el 2 % de la población, se caracteriza por un cansancio extremo que no mejora con el reposo y que persiste durante un tiempo prolongado (hablamos de muchos meses e incluso de años).

 

Por lo general,  el cuadro comienza después de una infección respiratoria viral de tipo gripal o después de una gastroenteritis o una mononucleosis infecciosa; tras la recuperación, sobreviene  una sensación de fatiga profunda acompañada de una serie de síntomas como dolores de garganta, musculares y de cabeza, dificultad para conciliar el sueño, trastornos de la memoria y de la concentración  y algunos ganglios linfáticos inflamados comúnmente en el cuello y la axila. 

 

A pesar de que en el SFC existe la sensación de estar afiebrado, la temperatura corporal rara vez supera los 37. 4 °C. La apariencia normal del convaleciente contrasta con su sensación de malestar, por lo que no es infrecuente que esto genere cierta desconfianza en los familiares, que suelen sospechar de una simulación.  

 

Es interesante destacar que el SFC afecta más comúnmente a las mujeres que a los hombres y que es una dolencia de los adultos jóvenes. En relación a sus posibles causas, en años anteriores se lo relacionó con infecciones virales como el virus de Epstein Bar, el de la leucemia murina y retrovirus de la leucemia xenotrópica murina. También con infecciones por hongos y con trastornos de tipo alérgico, pero  ninguno de estos agentes se ha podido confirmar. Posteriormente se atribuyó su origen a un mecanismo de tipo inmunológico.

 

¿Cómo se detecta?

 

El diagnóstico se hace tras descartar otras enfermedades con síntomas parecidos. El  relato de los antecedentes es muy característico y habitualmente tanto el examen físico como los análisis de laboratorio del enfermo son normales. El siguiente puntaje ayuda a definir el cuadro. Para confirmarlo,  siempre debe estar presente el  primer criterio y al menos cuatro de los restantes:

 

1- Cansancio o fatiga persistente que no mejora con el reposo y que impide el normal desarrollo de las actividades físicas, laborales y sociales.

 

 

2-  Presentar al menos 4 de los siguientes síntomas, solo si persisten durante 6 meses y no preceden al cansancio

 

• Dificultad en la concentración y de la memoria

 

• Dolor de garganta

 

• Ganglios inflamados en cuello y axila

 

• Dolor muscular

 

• Dolor en las articulaciones

 

• Dolor de cabeza

 

• Trastornos del sueño

 

• Agotamiento al realizar actividad física

 

Tratamiento

 

No es fácil convivir con esta enfermedad para la cual no existe una terapia específica. Se han ensayado múltiples tratamientos con diferentes drogas y dietas sin obtener grandes mejorías. Lo importante a tener en cuenta es que no se trata de una afección terminal y que el pronóstico a largo plazo es favorable.

 

Solamente dos intervenciones han demostrado ofrecer alivio a las personas que padecen SFC: el ejercicio físico graduado y las terapias cognitivas del comportamiento.  Las segundas comprenden una serie de sesiones guiadas por un profesional de la salud mental destinadas a identificar las creencias y conductas negativas que enlentecen o entorpecen la recuperación y reemplazarlas por pensamientos positivos.

 

En relación al ejercicio, dado que el reposo no favorece la recuperación, es importante que el individuo realice actividad física moderada aumentando gradualmente su intensidad, sin caer en  un esfuerzo extremo que solo contribuye a empeorar los síntomas. 

 

Cuando el SFC se asocia con síntomas de depresión, el tratamiento con medicación antidepresiva ayuda a mejorar los trastornos del sueño y el dolor. 

 

En síntesis, a pesar de no contar con un tratamiento curativo, es posible mejorar la calidad de vida aprendiendo a manejar la fatiga y sobrellevar los síntomas. En este sentido se recomienda: reducir el nivel de estrés, dormir bien, hacer ejercicio regularmente, no sobrecargarse de responsabilidades y cuidar la salud (es decir mantener una alimentación balanceada, no fumar, evitar el alcohol y hacer actividades que resulten placenteras).

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí