Claves para superar el miedo a la anestesia

Cómo superar el temor a la anestesia (Foto: Pixabay)
Cómo superar el temor a la anestesia (Foto: Pixabay)

El miedo a la anestesia surge de un montón de interrogantes: ¿Volveré a despertarme? ¿Sentiré dolor mientras me operan? Larga es la lista frente a una situación donde la vida y la muerte están en nuestras más hondas fantasías y lo desconocido acrecienta los miedos. Estos interrogantes tienen que ver con cuestiones profundas de la vida, del ser y los misterios que esto encierra.

El miedo es aquella perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario y es un sentimiento común a todos los seres humanos. Algunos de nuestros miedos, por supuesto, tienen un valor de supervivencia básica. Otros, sin embargo, son reflejos que pueden ser debilitados o reaprendidos.

Después de reconocer los factores más frecuentes que generan miedo, estamos en condiciones de comprender a los pacientes que estarán sometidos a alguna intervención bajo anestesia y estaremos más preparados para buscar las herramientas necesarias para disminuir el impacto que implica el acto anestésico.

Hoy el riesgo de la anestesia es mínimo, pues se ha avanzado mucho en el desarrollo de fármacos efectivos y seguros. La anestesia es una de las ramas de la medicina en que más se invierte en investigación y desarrollo; por tal razón, es de las que más ha evolucionado en los últimos 40 años. La aparición de nuevos medicamentos, equipos y técnicas de anestesia, ha reducido hoy a niveles mínimos la mortalidad quirúrgica, que en otros tiempos era muy alta.

Qué hace el anestesiólogo

Hoy se utilizan en las cirugías la anestesia general, la anestesia regional, la anestesia local y la tópica. La anestesia general moderna es un procedimiento controlado y muy seguro; incluso pacientes muy enfermos están en mejores condiciones bajo anestesia general que despiertos y respirando por sí mismos, dado que disminuye su consumo de oxígeno favoreciendo su fisiología general” afirma la Dra. Teresa Franco, anestesióloga, especialista en dolor crónico y cuidados paliativos, Coordinadora del Centro Dolor crónico no oncológico del Hospital Tornú de Buenos Aires. Y agrega: “sus funciones vitales, como la presión arterial y la cantidad de sangre bombeada por el corazón, son mejoradas por la anestesia, los medicamentos adicionales y el oxígeno administrado por el anestesiólogo”. Este médico controla el volumen de aire que entra en los pulmones, así como los volúmenes de aire de retorno fuera de los pulmones. Monitorea continuamente los signos vitales, como las concentraciones de oxígeno, dióxido de carbono, y las drogas anestésicas suministradas al paciente. La sobredosis de drogas anestésicas inhaladas es hoy imposible. Los anestésicos inhalados modernos se suministran con vaporizadores de precisión y aun en altas concentraciones son incapaces de generar efectos letales: de hecho no se puede dormir a una persona con un pañuelo con un anestésico, como se ve en las películas.

El anestesiólogo controla la circulación, mediante la onda de pulso y la concentración de oxígeno en la sangre, el electrocardiograma en forma continua, verifica si la presión arterial y el bombeo del corazón es suficiente para causar un flujo de sangre a través de los tejidos del cuerpo, si es suficiente para eliminar los productos de desecho (como capnografía y producción de orina) y si transporta suficiente oxígeno. También controla la temperatura y repone los volúmenes de diversos fluidos perdidos durante la cirugía, asegurando que el volumen de sangre y la composición líquida de los órganos se mantiene en niveles normales.

Finalmente, se supervisa el nivel de la conciencia por la observación clínica y las medidas auxiliares de la actividad eléctrica del cerebro. De hecho, sólo se induce el sueño (denominado «hipnosis») mediante fármacos parecidos a los que utiliza la gente para dormir de noche. Otros medicamentos específicos se suministran para bloquear el dolor o lograr la relajación muscular, todos de acción ultracorta, predecible, fácilmente reversible y controlable por monitores específicos, tanto que cuando termina la operación, termina la anestesia. De hecho, muchos pacientes hoy se despiertan con una sensación placentera. ¿Ya me operaron? es una pregunta común.

Herramientas para perder el temor

Es importante esclarecer lo más posible acerca del procedimiento y dar la confianza a través de la información; la relación médico-paciente es muy importante para crear confianza y un espacio para escuchar y desmitificar los miedos, en un ambiente de paz, claridad y confianza.

Para esclarecer dudas han creado consultorios pre-anestésicos, donde el anestesiólogo se informa acerca de cada paciente, revisa sus estudios y en conjunto con el paciente se puede elegir el mejor tipo de anestesia para el procedimiento en cuestión; a su vez el paciente puede explayarse y esclarecer todas sus dudas al respecto del procedimiento anestésico. El especialista también puede indicar una interconsulta con psicología si ve que no es posible disminuir la ansiedad y angustia del paciente.

Cómo superarlo

Estos son recursos que el paciente puede usar para superar el miedo:

Ejercicios de relajación y respiración

Algún tipo de actividad corporal que permita disminuir las tensiones: streching, yoga o pilates o tal vez una caminata tranquila en contacto con la naturaleza.

Los beneficios de los masajes con aceites y aromas también están confirmados para disminuir las tensiones tanto corporales como mentales.

Buscar momentos de reflexión para descubrir los miedos mas profundos y recuerdos no deseables. Luego de exponerlos, tratar de que la mente ayude a salir de esos estados a través de pensamientos positivos tales como: -No estoy solo, puedo pedir ayuda si necesito; -la ansiedad es solo un sentimiento; -Todo esta bien. Yo estoy bien en este momento; -Puedo mirar mis recuerdos como una película sin creer la historia que me cuentan; -No voy a morir, sin importar que tan aterrador sea esto.

La plegaria y/o la meditación son también buenas herramienta a la hora de trabajar con la mente.

Es muy importante una buena analgesia en afecciones que cursan con dolor, ya que el dolor puede provocar más ansiedad y miedo ante una situación quirúrgica.

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