Los pacientes con insuficiencia cardíaca crónica que recibieron inyecciones con células madre de sus propias médulas tuvieron un mejor funcionamiento del corazón y vivieron más tiempo, dijeron investigadores alemanes. Los efectos positivos de la terapia fueron visibles a los tres meses y continuaron por cinco años, de acuerdo a los resultados de uno de los estudios más grandes hasta el momento sobre el uso de estas células para tratar enfermedades del corazón.
Por años, los médicos intentaron aplicar varias formas de células madre para tratar corazones dañados, con resultados variados. Aunque los recientes hallazgos aún no son concluyentes, el líder de la investigación, Bodo-Eckehard Strauer, de la Heinrich Heine University, en Duesseldorf, dijo que los beneficios a largo plazo eran alentadores.
Estudios previos habían demostrado que la terapia celular podía ser efectiva en pacientes que habían sufrido un ataque cardíaco. El nuevo trabajo indica que también podría tener un rol en los pacientes con insuficiencia cardíaca crónica.
Las células madre de la médula usadas en el ensayo fueron extraídas del extremo de la pelvis de cada paciente y clasificadas en el laboratorio antes de ser inyectadas en el área del corazón, donde mejoraron la función ventricular, es decir, la capacidad de bombear sangre.
La muestra incluyó a 391 personas, de las cuales 191 aceptaron ser sometidas al tratamiento con las células madre de la médula y 200 no. Luego de cinco años, se registró una diferencia significativa en la tasa de mortalidad: siete pacientes murieron en el grupo tratado, a diferencia de 32 en el grupo de control, es decir, aquellos a los que no se les aplicó la terapia.
«Nuestro estudio sugiere que, cuando se administra como una alternativa o como un agregado a la terapia convencional, el tratamiento con células de la médula puede mejorar la calidad de vida, aumentar el rendimiento ventricular y extender la supervivencia», dijo Strauer.
La insuficiencia cardíaca ocurre cuando el músculo del corazón pierde su capacidad de bombear sangre a través del cuerpo de modo eficiente, a menudo como resultado de un ataque cardíaco.
Los tratamientos convencionales basados en fármacos no intentan corregir la causa subyacente, que habitualmente es la pérdida de tejido funcional del corazón, y su pronóstico es malo.
