Los niños mexicanos ven cada año alrededor de 12.000 anuncios de «comida chatarra», un nivel muy alto que supera al de otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), declaró Alejandro Calvillo, director de la ONG El Poder del Consumidor.
«Hay un promedio de 11,25 anuncios por hora» de este tipo de productos, explicó Calvillo, cuya organización acaba de publicar el estudio «La publicidad de la comida chatarra dirigida a la infancia en México».
El país que sigue a México sería Estados Unidos con unos 11 anuncios de este tipo de productos por hora, explicó Calvillo, y por detrás de ellos estarían otras naciones desarrolladas.
En el informe, la ONG denuncia que en el país existe un «daño a la salud» y un «engaño» por parte de los anunciantes ante el cual están indefensos los menores. Los publicistas utilizan prácticas que fomentan comportamientos fastidiosos que buscan que los padres les compren la «comida chatarra», argumentan.
Este tipo de productos se caracterizan por tener un bajo contenido nutricional, ser altos en conservantes y otros químicos que generan un daño a la salud que motiva que existan secuelas metabólicas cada vez más tempranas.
El investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición «Salvador Subirán», Abelardo Ávila Curiel, considera que actualmente un 30% de los 14,6 millones de niños mexicanos de 6 a 11 años, los que cursan primaria, padece trastornos metabólicos en distinto grado, informó el periódico Milenio.
Los menores presentan cuadros de diabetes, hipertensión, tumores malignos, infartos y enfermedades degenerativas que no eran comunes hace años, asegura, y atribuye estas patologías a los altos niveles de consumo de comida basura, agrega el especialista.
Para Calvillo, bombardear a los pequeños mexicanos representa «una violación de los derechos de la infancia» a la que las autoridades en México deberían ponerle freno.
El director de la ONG recuerda que «desde mayo de este año hay una recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que es muy clara al poner la responsabilidad del daño de la publicidad en los gobiernos».