Para tener un corazón saludable hay que comer sano, beber poco, controlar el estrés, no fumar, hacer ejercicio moderado y, quien pueda, practicar mucho sexo, mejor si es con una pareja estable. Así se manifiesta el médico español Josep María Caralps, el experto que realizó el primer trasplante cardíaco en aquel país, precisamente en 1984.
Según Caralps, que lleva casi cuatro décadas dedicado a la cirugía cardíaca, no solo se debe mantener «bien engrasada» la máquina perfecta que es este órgano vital que late unas cien mil veces al día y mueve unos diez mil litros de sangre, sino que se debe recordar que es un órgano también emocional, «muy ligado a los sentimientos más íntimos», en el que Aristóteles situó el «santuario del alma».
En la actualidad, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo. Por lo que el médico volcó su experiencia para escribir el libro «Supercorazón», que se venderá en España en concordancia con la celebración de El Día Mundial del Corazón.
En palabras de Caralps, el texto es una guía «sencilla y amena» que ayuda a conocer cómo es, cómo trabaja y por qué enferma el corazón, además de enseñar a mantenerlo en forma. Para el experto, la mesura es clave, ya que «se puede hacer de todo, pero con moderación», dijo y agregó que la degustación de un cigarrillo después de una buena comida o una copa de vino en la cena o el almuerzo «no puede convertirse en adicción».
«Tenemos a nuestro alcance cosas que nos hacen la vida mejor. Pero hemos de tener la suficiente capacidad de discernir para decidir qué es bueno y qué no. La salud no está reñida con el placer. Al contrario, si no hay placer no hay salud al 100%», aseguró el experto.
Caralps habla de educar desde la primera infancia en la prevención, y generar «hábitos honestos y buenos” como “inculcar a los niños que fumar es malo, que el alcohol puede ser agradable, reconfortante y, en algunas ocasiones, hasta necesario, pero siempre, siempre con moderación, con mucha moderación».
«No estamos mentalizados para cuidarnos, porque creemos que podemos controlar nuestros vicios. Y la realidad es que no podemos. Ser moderados en todo es casi imposible. De ahí la necesidad de educar desde pequeños», afirmó el experto, quien pide que en las escuelas se enseñe también a «controlar mentalmente las emociones, a ser personas, a tener cuidado de uno mismo y de los demás».
