La inestabilidad económica es un claro factor de riesgo cardiovascular, por lo que desde la Fundación Cardiológica Argentina y la Sociedad Argentina de Cardiología recomendaron al Estado implementar estrategias para mitigar los posibles efectos adversos de la incertidumbre financiera sobre la salud del corazón.
Estudios científicos realizados en diversos países como Grecia, Irlanda del Norte y la Argentina comprobaron el impacto que tienen las crisis económicas sobre la salud de los seres humanos.
Estos trabajos establecieron establecer un vínculo entre el estrés psicosocial -es decir el que se genera a partir de la interacción social de las personas- y un mayor riesgo de enfermar. En particular, las investigaciones constataron un aumento de la morbi-mortalidad por causas cardiovasculares en períodos de incertidumbre financiera.
Jorge Tartaglione, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), y Ricardo Migliore, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiologia (SAC), explicaron que «un contexto marcado por el aumento de las tasas de desempleo, la reducción de los salarios, el recorte de pensiones y la disminución de los niveles de satisfacción de vida, sumados a menores presupuestos en áreas de atención sanitaria y bienestar social, es capaz de causar serias consecuencias en términos de salud de una población».
Por tal motivo, desde ambas instituciones pidieron al Estado que actué con diligencia para evitar los posibles efectos adversos de la incertidumbre financiera sobre la salud cardiovascular.
«Para hacer frente a estas consecuencias de las crisis económicas es importante garantizar el acceso a servicios de salud de calidad, mejorar las estrategias de prevención y controlar los factores de riesgo a nivel individual y poblacional», destacaron Tartaglione y Migliore.
Los especialistas afirmaron que «una pronta respuesta frente a las situaciones de inestabilidad económica requiere de un sistema temprano de información basado en el monitoreo de los problemas prioritarios de salud, incluyendo las enfermedades cardiovasculares».
Los profesionales manifestaron que la realizaci&oacutoacute;n de encuestas nacionales y comunitarias regulares «son métodos accesibles para proveer información precisa sobre cómo la morbi-mortalidad por enfermedades cardiovasculares está cambiando en el contexto de una crisis económica».
Asimismo, dijeron que «también es necesario reforzar los servicios de atención sanitaria destinados a paliar el estrés psicosocial».
Antecedentes
El médico e investigador del Conicet Enrique Gurfinkel (1957 -2011) fue el primero en demostrar el vínculo entre la crisis económica y la evolución de los pacientes cardíacos en hospitales argentinos. Había comparado el número de muertes e internaciones que hubo en el período abril de 1999 – diciembre de 2001, con las registradas entre enero de 2003 y septiembre de 2004. Los resultados mostraron que los pacientes que se internaban por problemas cardíacos se complicaron mucho más y aumentó la mortalidad durante el período de crisis en comparación con los años posteriores que se utilizaron como control.
La crisis afectó la calidad de la atención, las intervenciones eran mucho más largas y la proporción de pacientes tratada con medicamentos relativamente caros fue significativamente menor durante la crisis.
El aumento del costo de la atención médica en el sistema privado determinó que muchas personas no pudieran pagar seguro médico y debieran ser atendidas en los hospitales públicos, que amortiguaron la crisis en salud. Las salas estaban llenas de pacientes y esta gran demanda no fue acompañada de un aumento proporcional en el presupuesto ni en el personal.
En tanto, una publicación de la cardióloga argentina María Inés Sosa Liprandi refuerza estos datos. La especialista había comparado la tasa de mortalidad cardiovascular en la Argentina entre 1995 y 2005 con los cambios en las tendencias del producto bruto interno (PBI), como indicador económico de la crisis financiera.
Durante esos diez años de estudio, gracias a las medidas de prevención y nuevos tratamientos, el país logró bajar la mortalidad cardiovascular, pero desaceleró el descenso y cambió la tendencia cuando el país fue afectado por dos crisis económicas, la del sudeste asiático y la caída de la convertibilidad. Los cambios de tendencia coinciden con 1998 y 2002.
Estos datos no son sólo de marca nacional: se ha descripto que las crisis bancarias aumentan hasta seis veces las muertes por enfermedades cardíacas en los hombres de los países de ingresos altos y hasta tres veces en los de ingresos bajos.
Teniendo en cuenta el resultado del estrés agudo y crónico que generó esta situación del país y la relación temporal entre los períodos de crisis y los infartos, debemos considerar a las crisis económicas como un claro factor de riesgo cardíaco.
«Por eso, insistimos desde la FCA y la SAC en que es crucial que el Estado actúe de manera preventiva, a nivel sanitario, para no repetir los tristes capítulos de nuestra historia», concluyeron los especialistas.
*Nota publicada originalmente por Leonardo Coscia para Noticias Argentinas.