Según los estudios, la enfermedad vascular es la causante de 17,3 millones de muertes al año a nivel mundial. El 85% de ellas se relaciona con enfermedades arterioscleróticas, como la enfermedad coronaria, la enfermedad arterial periférica y la patología cerebrovascular o ictus.
Es habitual pensar que las enfermedades vasculares son más frecuentes en hombres, sin embargo la Dra. Teresa Mantilla Morató explica que en la mujer los estrógenos protegen hasta la menopausia, pero el riesgo es igual al de los hombres luego de la menopausia. “Aun así, el riesgo de algunas mujeres comienza mucho antes ya que hay otros factores como los antecedentes de diabetes gestacional, el ovario poliquístico, la menopausia precoz, o las enfermedades autoinmunes, que aumentan el riesgo de padecer una enfermedad vascular”, advierte.
Por otro lado, con la edad los vasos se vuelven más rígidos, se van engrosando con depósitos de grasas, de células inflamatorias, y de otros tejidos que dan lugar a una placa de ateroma.
“La arteriosclerosis afecta a muchas arterias en diferentes lugares del organismo, dando lugar a una u otra enfermedad, según donde esté el vaso afectado, por ejemplo: afectación arterias del corazón puede dar lugar a un infarto, a una angina o a la muerte súbita; la afectación cerebral puede dar lugar a un ictus; mientras que la afectación de las arterias de las piernas dará lugar a una enfermedad arterial periférica” sostiene la Dra.
La prevención es fundamental para disminuir la mortalidad y la morbilidad. La Dra. afirma que “Hay que actuar antes de presentar la enfermedad vascular con recomendaciones y actividades en la población general; y una vez que se ha sufrido un evento vascular se procede con el tratamiento y rehabilitación”
En la actualidad, el sobrepeso o la obesidad en niños y el sedentarismo son los dos factores de riesgo sobre los que hay que actuar para prevenir en el futuro padecer esta patología. Es por eso que la Dra. Mantilla resalta que las recomendaciones generales se basan en hábitos y en seguir un estilo de vida saludable, destacando la dieta y la actividad física.
1) Mantener una dieta donde destaque el consumo de frutas, de verduras, de legumbres, de pescado, y de frutos secos, y se disminuya el consumo de bebidas azucaradas, de alimentos procesados, y de sal. Es decir, una alimentación con mayor cantidad de productos frescos y de temporada.
2) Realizar actividad física diaria adaptada para cada persona. El ejercicio debería durar entre 150-300 minutos a la semana.
3) Disminuir el sedentarismo, por ejemplo, utilizando el transporte público o subiendo las escaleras de casa. Es muy importante evitar lo más posible los largos periodos con tabletas u ordenadores.
4) Controlar los factores de riesgo: hipertensión, diabetes mellitus, hipercolesterolemia, consumo de tabaco, obesidad, y antecedentes familiares de enfermedad vascular precoz. Los factores de riesgo deben evaluarse con un profesional, que calculará el riesgo cardiovascular que presenta.
5) Abandonar el consumo de tabaco, incluyendo los cigarrillos electrónicos y el tabaquismo pasivo. Además, se debe evitar el consumo de alcohol, sobre todo el consumo intensivo los fines de semana.
6) Si es necesario un tratamiento farmacológico, el seguimiento y la adherencia al mismo son fundamentales. El colesterol elevado, la presión arterial no controlada, la diabetes mellitus, la enfermedad renal crónica, y haber sufrido un evento vascular indicará si es necesario un tratamiento farmacológico.
7) Las modificaciones en los hábitos y estilo de vida son fundamentales. Por eso, se deben fomentar los hábitos saludables en los colegios, en el lugar de trabajo, así como en los medios de comunicación y en las redes sociales.
