La posibilidad de tomar decisiones permite tener la libertad de decidir si se quiere tener hijos, cómo y cuándo, además de poder gozar de una sexualidad satisfactoria y segura. Poder elegir los métodos anticonceptivos seguros, eficaces y asequibles es un derecho, y justamente por eso se exige el acceso a los servicios de salud.
Generalmente cuando se habla de anticoncepción se pone la responsabilidad en la mujer, más que en el varón. No es casual que se desarrollen más anticonceptivos para mujeres que para varones. Por un lado, esto puede deberse a factores biológicos, porque la ovulación es un evento único, y es más fácil de inhibir que la generación de espermatozoides que es continua y son millones de células. Pero por otro lado, existen factores culturales que responsabilizan a la mujer. Por último, también hay factores económicos, porque las investigaciones en anticoncepción son financiadas por grupos económicos privados, y el interés sobre la anticoncepción masculina es menor que la anticoncepción femenina. Sin embargo, existen en la actualidad algunas investigaciones en métodos hormonales masculinos.
Lo importante de la concepción es que se construye a medida, con ayuda de los médicos de cabecera. Debe adaptarse a nuestro perfil, preferencias y necesidades particulares, como la pareja, la edad y la comodidad. No hay un método que sirva para todas las personas, sino que hay métodos más eficaces para alguna persona particular con circunstancias particulares. Por eso, puntualicemos sobre los beneficios y contras de los métodos más usados.
El preservativo es de los métodos anticonceptivos más usuales. El principal beneficio, tanto del preservativo peneano como del preservativo vaginal es que es el único que previene infecciones de transmisión sexual (ITS). Además, no tiene contraindicaciones, y en el caso del peneano es de fácil acceso y de entrega gratuita. Sin embargo, es el método que más fallas tiene, porque debe usarse en todas las relaciones y tiene una mayor posibilidad de rotura, deslizamiento o de mal uso.
Las pastillas anticonceptivas se pueden tomar desde la adolescencia, y no hay un límite máximo de edad, siempre en cuando se chequee periódicamente que la persona no presente contraindicaciones. Las pastillas disminuyen la cantidad de sangrado y anemias, disminuyen los dolores menstruales, mejoran el acné y el síndrome premenstrual, reducen la posibilidad de cáncer de endometrio y cáncer de ovario. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado y prolijidad a la hora de tomarla para mantener su eficacia, porque no debe haber interrupciones en el tratamiento. Las pastillas anticonceptivas tienen muchas contraindicaciones y efectos adversos. Entre las más frecuentes se pueden encontrar la tensión mamaria, dolor de cabeza, náuseas, que suelen ser pasajeros. En caso de que no sean pasajeros, es importante controlar con el médico que las recetó. Tomarlas aumenta el riesgo de trombosis venosa pero la ocurrencia de este evento es muy infrecuente (y de hecho menos que el riesgo de trombosis en el embarazo). Por eso, para recetar las pastillas anticonceptivas, se realiza una entrevista completa previa y no se indican si existe alguna condición que predisponga a una trombosis: trombofilia, ACV, o fumadoras. Ese tipo de usuarias pueden, en general, usar anticonceptivos sin estrógenos u otros métodos.
El Diu es uno de los métodos más eficaces porque provee anticoncepción por largos períodos de tiempo (entre 5 y 10 años) y es reversible (la fertilidad retorna a la normalidad luego de que es retirado). Además, no requiere ningún tipo de intervención de parte de la usuaria, lo que lo hace más efectivo. Puede usarse aún en adolescentes y mujeres que no tuvieron embarazos. Como el Diu se localiza en el útero, no afecta las hormonas propias. Por eso sirve para personas que no pueden usar pastillas. En el caso del DIU de cobre, una de las contras que más se reporta es el aumento del sangrado menstrual o de molestias menstruales. El DIU hormonal o SIU, genera, por el contrario, una reducción en el volumen y dolor del sangrado menstrual.
Los parches anticonceptivos funcionan de forma muy similar a las pastillas, porque actúan de la misma manera, y tienen los mismos efectos adversos y beneficios. La diferencia es que, como se absorbe a través de la piel, no requiere acordarse todos los días, sino una vez por semana al cambiar el parche. Demostró un poco menos de eficacia en pacientes que pesan más de 90 kilos.
El anillo anticonceptivo es un método similar a los orales, pero tiene la ventaja de ir a nivel vaginal, lo que permite la absorción de la medicación. Tiene niveles bajos de estrógenos y al no ser oral se tolera bien y controla el sagrado. Al ser de recambio mensual, permite despreocuparse bastante, y genera menos olvidos. La contra es que hay que animarse a manipular la vagina, pero se coloca de una forma muy sencilla, no se siente. Las usuarias que lo utilizan tienen altos índices de satisfacción.
Ligadura de trompas y vasectomía son de los métodos más efectivos y duran toda la vida fértil. La ligadura tubaria no modifica la sexualidad, ni la menstruación o la edad de menopausia. No interviene a nivel hormonal o menstrual. Se sabe además que disminuye el riesgo de cáncer de ovario. De la misma forma, la vasectomía no cambia la erección, el orgasmo o la eyaculación (simplemente será un semen sin capacidad fecundante). Los contras es que si bien están descriptas cirugías que intentan revertirlas, la gran mayoría de las veces son cirugías de muy difícil acceso y con resultados dudosos. De modo que los tomamos como procedimientos irreversibles a nivel reproductivo.