La creación de sangre artificial, desde la ciencia, podría haber dado un paso más lejos de la ficción para situarse más cerca de la realidad. Es que un equipo de investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, EEUU logró desarrollar micropartículas sintéticas que imitan a los glóbulos rojos. Los resultados de tal avance científico fueron publicados en la edición de enero de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
A pesar de que estas nuevas “células impostoras” no pueden transportar oxígeno y su durabilidad en el sistema cardiovascular es menor a la de los glóbulos rojos, parece tratarse de un avance significativo. Hasta la fecha, los intentos de crear eficazmente células artificiales capaces de imitar a los glóbulos rojos habían sido limitados debido a que dichas partículas, tendían a ser rápidamente filtradas fuera de circulación debido a su falta de flexibilidad.
Con este nuevo desarrollo, según los datos publicados en la revista científica, las partículas lograron permanecer hasta 30 veces más que sus antecesoras más rígidas en el torrente sanguíneo de ratones donde fueron testeadas.
De acuerdo con los investigadores su trabajo es una contribución en el camino que apunta a la creación de sangre sintética, la cual puede tener varias utilidades desde el punto de vista médico para tratar diversas enfermedades como el cáncer, entre otras. “Desde el comienzo la creación de partículas con capacidad para desplazarse por el sistema sanguíneo para el desarrollo de sistemas de transporte de drogas ha sido significativo”, afirma en el portal de esa universidad uno de los autores de dicho trabajo, el doctor Joseph DeSimone.
El equipo y sus métodos
Timothy Merkel y sus colegas, del laboratorio de DeSimone, crearon moldes de dimensiones nanométricas (un nanómetro equivale a la mil millonésima parte de un metro) basados en la tecnología conocida como Replicación de Partículas en Plantillas no humectadas (PRINT) y los llenaron con una solución de hidrogel para desarrollar los glóbulos rojos sintéticos.
Posteriormente, el equipo de científicos estudió la viabilidad de esos glóbulos rojos sintéticos en ratones. Las más flexibles llegaron a circular en su sistema sanguíneo por un período de 93 horas, mientras que las más rígidas circularon cerca de casi tres horas.
Tras obtener estos resultados, los autores del trabajo pretenden seguir realizando investigación básica para que, algún día, sus avances puedan trasladarse a la medicina.
Un desarrollo similar es el que se está desarrollando en el viejo continente, más precisamente en Escocia, donde equipos de cuatro universidades se encuentran intentando desarrollar glóbulos rojos artificiales, con miras a dar respuesta al problema de la escasez de este compuesto.