Alimentar a un niño sólo con leche materna durante los primeros seis meses de vida podría reducir el riesgo de que sufra síntomas de asma en los años siguientes. Así lo sugiere un estudio publicado en la revista European Respiratory Journal.
A través de cuestionarios, los investigadores del Centro Médico Erasmus, en Holanda, recopilaron información sobre la alimentación que recibieron 5.368 niños, diferenciando recibieron pecho exclusivamente o si, además, incorporaron papillas u otras leches. También evaluaron durante cuánto tiempo fueron amamantados por sus madres, y si manifestaron síntomas de asma durante los primeros cuatro años de vida.
Al analizar estas encuestas, los científicos encontraron que el riesgo de padecer síntomas de asma era menor en los chicos que tomaron pecho durante seis meses respecto a aquellos que nunca consumieron este alimento. La lactancia materna exclusiva demostró tener el mayor efecto protector, al menos para los síntomas estudiados: sibilancias, falta de aliento, tos seca y flema persistente.
Además, los científicos pudieron determinar que estos síntomas se debían, en parte, a infecciones del tracto respiratorio inferior, como los bronquios y bronquiolos, y no a ciertos tipos de alergias.
Aunque ya se conocía la asociación entre la lactancia materna y un menor riesgo de padecer asma infantil, este estudio pone de manifiesto que la posibilidad de desarrollar esta enfermedad también depende de la duración del amamantamiento.
Según la Dra. Agnes Sonnenschein-van der Voort, co-autora del trabajo, será necesario profundizar estas investigaciones para explorar el efecto protector de la lactancia materna sobre los distintos tipos de asma más allá de los primeros años de vida.
