La enfermedad de Parkinson afecta las áreas del cerebro encargadas de coordinar y controlar el tono muscular y la motricidad. Pasos lentos, dificultad para escribir, temblor y problemas para hablar pueden ser algunos de los primeros síntomas que aparecen al padecerla.
Es la segunda causa de enfermedades neurodegenerativas en mayores de 65 años y se estima que, ante el aumento de la expectativa de vida mundial, la incidencia del Parkinson aumente en el futuro. A su vez, una de cada diez personas con esta afección es diagnosticada antes de los 50 años, cuando se encuentran en plena actividad laboral.
El Parkinson no es una enfermedad con síntomas exclusivamente motores. Entre el 10 y 20% de los afectados también sufren alteraciones cognitivas. La memoria, la atención y la capacidad de organización se ven afectadas de manera sutil, inclusive en estadios iniciales.
La dificultad para oler una comida o un perfume, aumento de saliva, intolerancia al frío o al calor, problemas de sueño y trastornos del tránsito intestinal son algunos síntomas que pueden manifestar los pacientes con Parkinson y éstos pueden aparecer antes que las dificultades motoras.
Además cabe la posibilidad de que se presenten alteraciones en la esfera anímica, como depresión o apatía, dos problemas cada vez más estudiados en este trastorno. “En general, estos síntomas no se interpretan como parte de la enfermedad. Muchas veces no son diagnosticados de manera temprana y, por lo tanto, no reciben tratamiento oportuno. Prestar atención a estos indicios pueden mejorar la calidad de vida del paciente” destaca la doctora Anabel Chade, Jefa de Neurología y Directora de la Clínica de Parkinson y enfermedades relacionadas del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO).
Se estima que cerca del 56% de los pacientes con Parkinson puede presentar ansiedad, depresión o trastornos anímicos. La apatía, la falta de expresión facial, el desgano y la dificultad para transmitir emociones, generan preocupación y ansiedad en el entorno. “El apoyo psicoterapéutico del paciente y sus familiares es fundamental para disminuir el impacto en la vida diaria. El Parkinson afecta no sólo al paciente sino también a quienes conviven con él y lo cuidan”, agrega Chade.
Recientemente la Academia Americana de Neurología presentó una guía de recomendaciones para paliar las dificultades no motoras del Parkinson, y propuso un medicamento específico para el tratamiento de cada una de ellas. “Es una nueva herramienta de gran utilidad para identificar y tratar estos aspectos de la enfermedad, que preocupan al paciente y a la familia” comenta la Dra. Chade.
Agrega además que, “más allá de que es un avance en las investigaciones sobre el tratamiento del Parkinson, el aporte de otras disciplinas como Rehabilitación cognitiva, Terapia ocupacional, Kinesiología, Fonoaudiología y Musicoterapia son fundamentales para sobre llevar las dificultades que enfrentan los pacientes”.