No existe todavía una cura para la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), un nombre que abarca a dos patologías: el efisema pulmonar, que ocurre cuando las paredes entre los alvéolos pulmonares se dañan y se produce una dilatación excesiva en forma de agujeros y la bronquitis crónica, que aparece cuando el revestimiento de las vías aéreas se irrita e inflama y se forma mucosidad excesiva, lo que dificulta la respiración. De hecho se dice que es una enfermedad prevenible, tratable, pero no curable.
Si bien hace 20 años no se podía hacer nada por los pacientes que sufrían esta patología, hoy existen muchos tratamientos para el manejo de los síntomas, a pesar de que el daño provocado no pueda repararse. Por otra parte, dejar de fumar ayuda a que la enfermedad no siga progresando. Pero poco se puede hacer si quien la sufre desconoce su condición. De hecho el neumonólogo catalán Roberto Rodríguez Roisin, Consultor Senior en Medicina Respiratoria del Hospital Clinic de Barcelona afirmó que en la actualidad “el 70% de los enfermos de EPOC no está diagnosticado”.
La falta de una detección oportuna ya no se debe tanto a que los fumadores consideran la tos crónica como algo normal que acompaña al hábito, sino por la falta de un estudio que confirma su presencia: la espirometría. “Esta prueba es tan económica como un electrocardiograma, pero si no se realiza de forma rutinaria es porque la aparatología necesita estar exactamente calibrada y no todo el mundo sabe hacerlo. Por otra parte, para concretar este test se requiere tanto la participación activa del médico como de la colaboración del paciente, lo que hace que esta operación sea más difícil”, advirtió Rodríguez Roisin, durante una Masterclass de EPOC realizada en un hotel porteño.
El médico, quien fue presidente de la Sociedad Respiratoria Europea, indicó que además del problema del subdiagnóstico, el control de la EPOC demanda medicación de por vida y que, lamentablemente “alrededor del 70% de los pacientes no adhiere al tratamiento en forma correcta, lo que ya de por sí es grave si se toma en cuenta que al ser los medicamentos inhalatorios, sólo el 15% de lo que se inhala penetra en el organismo”.
Además, para el médico, quien también es catedrático de la Universidad de Barcelona, urge que los pacientes comprendan que dejar de fumar no es sólo una medida preventiva para evitar la enfermedad, sino que es también parte del tratamiento. “Cuando se sufre EPOC; fumar tres cigarrillos equivale a fumar 10, y lo que es más grave es que con el tabaco la medicación pierde un 60% de efectividad”, explicó.
Estudios internacionales muestran que los fumadores tienen entre 12 y 13% más chances de fallecer por EPOC que los que no tienen el hábito, aunque la exposición al humo de segunda mano u otros agentes contaminantes pueden aumentar las chances de desarrollar la patología.
La EPOC es una enfermedad debilitante y potencialmente mortal que dificulta la respiración. Cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que 210 millones de personas la sufren y que en 2020 será la quinta causa de muerte a nivel global. De acuerdo con las guías internacionales de tratamiento (GOLD, por sus siglas en inglés), se clasifica en cuatro estadios de acuerdo al grado de obstrucción bronquial revelado por la espirometría, la gravedad de los síntomas y el número de hospitalizaciones: A, B, C y D.
“En fases iniciales, el paciente con EPOC puede llevar una vida normal siempre y cuando siga una estrategia de tratamiento personalizada de acuerdo a sus necesidades”, sostuvo Rodríguez Roisin. Las opciones terapéuticas abarcan la cesación tabáquica, la vacunación contra la gripe estacional, la medicación con broncodilatadores y corticoesteroides, la rehabilitación pulmonar con programa de ejercicios de entrenamiento y la oxigenoterapia.
El humo doméstico como el de la quema de leña puede causarla pero el tabaquismo es el principal responsable de la patología. “Si se toma en cuenta que el pulmón no se termina de desarrollar hasta los 20 años de edad, es un crimen que la industria tabacalera tome a los adolescentes como blanco. Empezar a fumar antes de esa edad deja un historial en el pulmón difícil de revertir, que puede volver a esos jóvenes más susceptibles a sufrir EPOC”, indicó el médico neumonólogo.
Además Rodríguez Roisin compartió durante el encuentro, apoyado por el laboratorio Novartis, los resultados de un reciente estudio publicado en el New England Journal of Medicine que muestra que “el tabaco es más tóxico y más agresivo que hace 50 años, algo que puede explicar el aumento de casos de EPOC”.
Es que la patología no aparece de forma inmediata, sino que hace falta fumar o estar expuesto al humo de segunda mano entre 20 y 25 años hasta que aparecen los primeros síntomas que abarcan la dificultad para respirar, que es persistente, progresiva y empeora con el ejercicio; tos y expectoración crónica.
Pero el paciente “no concurre a la consulta hasta cuando los síntomas se vuelven inmanejables y se pierde hasta un 50% de la capacidad pulmonar y hasta que eso ocurra pueden pasar 20 años más”, concluyó el experto.