Los murciélagos almacenan de forma natural varios grupos de virus, incluido uno parecido al de la hepatitis C, aunque se desconoce la relación entre estos animales y la enfermedad infecciosa humana, según un estudio.
La revista científica Proceedings of the National Academy of Science publicó la investigación que encontró en estos animales grupos de hepacivirus y pegivirus, pertenecientes al conjunto de virus denominados de ARN (ácido ribonucleico) y que afectan a una serie de animales.
El hallazgo muestra que en la naturaleza existen muchos virus de esos grupos, «pero el único que afecta a los humanos que realmente conocemos y supone un grave problema para la salud es el de la hepatitis C», dijo el jefe de la investigación Edward Holmes de la Universidad de Sídney.
El virólogo indicó que la Hepatits C pertenece al género de los hepacivirus pero que el vínculo entre la enfermedad humana y los murciélagos no está clara.
«Los murciélagos claramente han tenido un papel importante en la historia evolutiva (de los hepacivirus y los pegivirus)», pero «nadie sabe de dónde provienen individualmente los virus como el de la hepatitis C», señaló el experto a la cadena australiana ABC.
Hasta la fecha los parientes más cercanos al virus de la hepatitis C se encontraban en perros y caballos, pero según Holmes, en los murciélagos no se ha encontrado ningún virus que sea el antecedente directo del de la hepatitis C.
El descubrimiento de virus almacenados en murciélagos fue el resultado de una investigación sobre el síndrome respiratorio agudo y grave (SARS), que reveló que el virus que causa esta infección procedía de estos animales.
«El SARS fue un verdadero despertar para los que trabajamos en enfermedades emergentes», aseguró Holmes.
El análisis de 1.300 ejemplares de murciélago de todo el mundo permitió identificar 83 nuevos hepacivirus y pegivirus y encontrar que un 5% de los animales estaban infectados.
Holmes descartó que la presencia de virus en los murciélagos sea motivo de alarma al asegurar que estos han estado alojados en estos animales durante siglos y «raramente se han contagiado directamente a los humanos», a excepción del lyssavirus, al que pertenece la rabia.
Según el científico, es más probable que un murciélago transmita un virus a un animal que vive cerca de los humanos, como sucedió con el SARS que pasó de este animal a las civetas, un animal exótico que se come en China, y luego al hombre.
«Hay que poner el riesgo en su contexto y no es muy elevado», dijo Holmes.