Colocar electrodos debajo de la piel, junto al esternón, podría ser más seguro e igual de efectivo que implantarlos de modo convencional para restablecer los latidos del corazón, dijeron investigadores.
Normalmente, los electrodos dentro del corazón, conocidos como cables intravenosos, deben ser implantados con ayuda de rayos X. Su colocación puede generar infecciones, y su extirpación por mal funcionamiento, riesgos. Pero el nuevo sistema requiere tres incisiones en la parte frontal y lateral del pecho y no necesita un equipamiento especial para ser instalado.
El dispositivo fue creado por la firma privada Cameron Health, fundada por el doctor Gust Bardy, del Instituto de Investigación Cardíaca de Seattle, que lideró el estudio. La compañía pagó los dos pequeños estudios descriptos en New England Journal of Medicine.
«Este dispositivo provee protección contra un problema que afecta a al menos 200.000 estadounidenses por año y es la principal causa de muerte, además de evitar problemas de corto y largo plazo» asociados con los desfibriladores implantables convencionales, dijo Bardy en una entrevista telefónica.
También señaló que el sistema, que está aprobado en Europa y no aún en Estados Unidos, se remonta al diseño original de los desfibriladores. Los primeros dispositivos colocaban los electrodos en la piel, pero necesitaban demasiada energía para ser verdaderamente portátiles. La respuesta fue instalarlos en el corazón, para reducir la cantidad de electricidad requerida. Mediante estos impulsos extras, la transmisión puede volver a generarse desde afuera del órgano.
El dispositivo vale casi lo mismo que un desfibrilador de colocación convencional, pero los costos asociados son menores, dijo Bardy. Además, puede ser implantado en cualquier sala estéril y no se necesita una tecnología con rayos X.
«Si se llega a producir alguna complicación, probablemente se limitará a una hemorragia o una infección debajo de la piel. No es un sangrado o una infección en el pecho, por eso, los costos relacionados van a bajar», aseguró.
El equipo probó el uso prolongado del sistema en 61 voluntarios y reportó que la tasa de impulsos innecesarios era baja. También informó que corrigió las 12 instancias en que el corazón desarrolló un ritmo peligroso.
El equipo de investigación dijo que se necesita un estudio mayor para probar si el sistema es tan bueno como los desfibriladores de implantación convencional. Pero Brady, esperanzado, señaló que el dispositivo estaba funcionando muy bien.