El estiércol de las vacas, a menudo utilizado como fertilizante, contiene gran número de nuevos genes de bacterias resistentes a antibióticos que se desarrollan en los intestinos de estos rumiantes y ponen en peligro a los seres humanos, según un estudio estadounidense.
La investigación, publicada por mBio, la revista en línea de la Sociedad de Microbiología de Estados Unidos (ACM), baraja la posibilidad de que estos nuevos genes sean transferidos a las bacterias que se encuentran en los suelos en que se desarrollan cultivos, por ejemplo de legumbres.
Miles de genes resistentes a los antibióticos fueron identificados, pero en su gran mayoría se hallan en bacterias inofensivas. El gran temor es que se manifiesten en agentes patógenos responsables de intoxicaciones alimentarias o infecciones hospitalarias.
«En la medida en que existe un vínculo entre los genes resistentes a los antibióticos, las bacterias que se propagan en el ambiente y las bacterias que crecen en el medio hospitalario, apuntamos a conocer qué tipos de agentes patógenos confluían a través del estiércol utilizado como fertilizante», explicó Fabienne Wichmann, investigadora de la universidad de Yale, coautora del trabajo.
Los científicos identificaron y secuenciaron los genes presentes en cinco muestras de estiércol de vacas lecheras, distinguiendo 80 resistentes a los antibióticos, todos ellos únicos.
Algunos de ellos estaban presentes en una cepa de laboratorio de Escherichia coli, responsable de intoxicaciones alimentarias y de infecciones urinarias y que, en este caso, aparecía como resistente a uno de los cuatro tipos de antibióticos (las betalactaminas como la penicilina, los aminoglicósidas, la tetraciclina y el cloranfenicol).
Cerca del 75% de los 80 genes resistentes a los antibióticos identificados presentaban un grado de parentesco lejano con los genes resistentes ya conocidos.
Los autores sacaron igualmente a luz una nueva familia completa de genes que aportan una resistencia a los antibióticos en base a cloranfenicol, utilizados para combatir infecciones respiratorias del ganado.
«Pero estos genes son diferentes en términos evolutivos a los que ya se ha catalogado y que contienen en gran parte genes resistentes a los antimicrobianos hallados en el medio hospitalario», subrayó Jo Handelsman, profesora de biología molecular en el Instituto Howard Hughes y directora de esta investigación.
«Esto podría constituir una buena noticia, en función de que los genes que brindan cierta resistencia a los antibióticos que provienen de las bacterias presentes en el intestino de la vaca no suponen por el momento un peligro para los humanos», señaló.
La otra posibilidad sería que «los nuevos genes resistentes encontrados en el estiércol de vaca» se propaguen algún día a la población humana.
Ya existen investigaciones que demuestran que hay bacterias directamente transmitidas por contacto entre los animales de granja y los humanos que se ocupan de ellos.
La transferencia de genes entre microorganismos carentes de relación entre ellos se produce en la mayoría de los ambientes con presencia de bacterias.
Algunas de las bacterias que se hallan en el estiércol podrían ser patógenas para los humanos, y si se convirtieran en resistentes a los antibióticos podrían plantear serios problemas sanitarios, explican los investigadores.
Recuerdan además que el 70% de los antibióticos utilizados en Estados Unidos están destinados al ganado.
Tras décadas de inacción, a fines de 2013 Estados Unidos elaboró un plan de acción para suprimir el empleo de determinado tipo de antibióticos en el ganado, utilizados sobre todo para aumentar la producción de carne, con el riesgo paralelo de acrecentar la resistencia microbiana a estos medicamentos.
Dos millones de personas contraen cada año en Estados Unidos una infección resistente a los antibióticos, y 23.000 de ellas mueren, según las autoridades sanitarias.