Una nueva terapia para el tratamiento de la hepatitis C denominada simeprevir fue aprobada la semana pasada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). Esta droga logra mayor respuesta viral que las terapias actuales, con elevadas tasas de curación en pacientes con hepatitis C genotipo 1, el más frecuente en nuestro país. A su vez, simplifica el tratamiento, al ser de una sola toma y acorta los tiempos de duración a la mitad, ya que se toma por 12 semanas.
“En estos últimos años hemos vivido un cambio fundamental en el paradigma del tratamiento de la hepatitis C; hemos empezado con tratamientos con peg-interferón y ribavirina que obtenían una tasa promedio de respuesta viral de un 50%. Hace unos años se aprobaron en Argentina tratamientos con inhibidores de proteasa que aumentaron la tasa de respuesta viral a un 70%, y ahora, con la aparición de nuevas moléculas que próximamente estarán disponibles en el mercado, las tasas de respuesta viral sostenida globales en terapias combinadas están rondando entre el 90 – 95%”, indicó el doctor Ezequiel Ridruejo, perteneciente a la Sección Hepatología del Departamento de Medicina del CEMIC:
Asimismo, el doctor Adrián Gadano, Jefe de la Sección de Hepatología del Hospital Italiano de Buenos Aires, concordó con que. “estos tratamientos son muy eficaces y van a lograr la curación de prácticamente el 100% de los pacientes, se toleran muy bien y son de corta duración, en general 12 semanas”.
Simeprevir es un antiviral de acción directa que puede ser utilizado en pacientes que tienen contraindicación de recibir interferón o son intolerantes a éste, así como también en pacientes que nunca han sido tratados o aquellos que han recibido tratamiento previo y han recaído. Con una solo toma diaria, simeprevir puede ser utilizado en combinación con otros medicamentos -peginterferón alfa y ribavirina- o con otros agentes antivirales.
La hepatitis C es un virus de transmisión por vía sanguínea que se manifiesta a través de complicaciones hepáticas y extra hepáticas. De no tratarse, puede causar un daño significativo y potencialmente fatal para el hígado (entre 5 y 20% de los enfermos crónicos desarrollan cirrosis y de 1 a 4% evolucionan a cáncer hepático). Representa un problema de salud pública a nivel mundial, en Argentina alrededor de 400.000 personas viven con el virus.