La expansión de las súper bacterias resistentes a todos los tratamientos médicos conocidos podría desencadenar una crisis financiera similar o peor a la de 2008, advirtió un estudio del Banco Mundial publicado este lunes.
La resistencia antimicrobiana está en aumento y en el futuro muchas enfermedades infecciosas no podrán ser tratadas, lo que implicará un alto costo para los Estados y la caída de muchas personas bajo la línea de pobreza.
Este problema puede representar un costo de hasta 100 billones de dólares de manera global para 2050.
«Debemos saber que -a menos que se enfrente rápida y seriamente- el problema de la resistencia a los antibióticos tendrá consecuencias desastrosas para la salud humana y animal, para la producción de alimentos y para la economía global», dijo Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud.
El informe, titulado «Enfermedades resistentes a los medicamentos: Una amenaza para nuestro futuro económico», analiza lo que puede ocurrir si los antibióticos y otras medicinas antimicrobianas dejan de surtir efecto.
La expansión de las enfermedades empujaría a la extrema pobreza para el año 2050 a unos 28 millones de personas, especialmente de los países en vías de desarrollo, indica el informe.
«En líneas generales, el mundo muestra una tendencia a reducir la pobreza extrema para 2030, acercándose a la meta de menos de 3% de la población viviendo en esa situación. Pero la resistencia a los antibióticos pone en riesgo que se pueda alcanzar ese objetivo», añade.
Además, los países de menores ingresos pueden perder más del 5% de su Producto Interno Bruto para 2050, y el volumen de exportaciones en el mundo puede reducirse en 3,8% para ese mismo año, según las proyecciones.
«En 2050, el incremento global en los costos de la atención en salud puede ser de entre 300.000 millones de dólares y un billón de dólares», refiere el estudio. La producción de víveres puede también caer entre 2,6% y 7,5% anualmente.
Este problema será abordado esta semana en una sesión especial durante la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York.
«La dimensión y la naturaleza de esta amenaza podrían llevarnos a un retroceso en los logros alcanzados en el desarrollo y podría alejarnos de nuestros objetivos de erradicar la pobreza extrema», resaltó el jefe del Banco Mundial, Jim Yong Kim.
«No podemos permitirnos los costos que representaría la inacción, especialmente para los países más pobres. Debemos reaccionar con urgencia para evitar esta crisis potencial», instó.