Las dificultades sexuales más vistas en la actualidad

Cuando una persona siente que algo no está bien en el plano sexual, generalmente tarda en llegar a consultar y esa demora crece entre mayores de 40. ¿Por qué acuden a un especialista?

Consultar para disfrutar a pleno de la sexualidad es recomendable (Foto: Pexels)

Cuando una persona siente que algo no está bien en el plano sexual, generalmente tarda en llegar a la consulta sexológica. Es interesante destacar que a los más jóvenes (20 a 35 años) les resulta más sencillo consultar y manifestar que hay alguna dificultad en su disfrute sexual, porque tienen más curiosidad, dialogan en las escuelas, acceden a las redes y esto les posibilita preguntar y preguntarse.

En cambio, a los mayores de 40 les suele resultar incómodo el asumir alguna problemática del disfrute sexual y por ello, cuando vienen a consulta, generalmente han transitado mucho tiempo de malestares, en algunos casos hasta 10 años.

Esto pone en evidencia que a las personas de mayor edad les cuesta hablar de sexualidad porque no pudieron o tuvieron ese espacio en sus propios entornos. En consecuencia, expresar algún malestar suele ser sentido por quien lo vivencia como algo negativo: “estoy fallado”, “soy frígida” “no puedo tener un orgasmo”, “ya no sirvo como hombre”, constituyen frases que circulan y ponen un manto casi de horror a tales dificultades.

Podemos señalar diferentes tipos de prácticas y comportamientos por parejas de diferentes orientaciones sexuales, sin que ello –vale aclarar–represente estigmatización alguna de las alusiones.

Una pareja heterosexual suele manifestar dificultades cuando el varón no logra o no puede sostener la erección en coito durante un tiempo, también porque la mujer no logra tener orgasmos, porque se apagó la “llama”, o sea ya no hay deseo espontáneo -y en esto, el retorno a lo añorado siempre busca que la otra persona “sea” como el/la de antes-, también se suele querer que la otra persona realice alguna práctica que no quiere hacer, lo cual ocasiona desencuentros y frustraciones. Hay situaciones que ponen de manifiesto la imposición de un mandato, por ejemplo: “debe haber eyaculación en vagina”… y ella dice: “él no puede” y otras situaciones en las que el varón dice: “no puedo, ella es muy linda para mí”, dejando en evidencia problemas de autoestima que muchas veces influyen directamente en la perfomance sexual.

En las parejas de varones gays, suele haber dificultades por falta de deseo, lo que lleva a desinterés en el sexo; también, dificultades en la erección e imposibilidad de alcanzar el orgasmo. Muchas veces varones gays se ven impedidos de disfrutar sexualmente porque el modelo imperante en la sexualidad masculina patriarcal coitocentrista –ese modelo “varonil ortodoxo” en el cual hay una conjugación de lo activo-pasivo- no da oportunidades para explorar la erótica en toda su dimensión. Así y todo, diferentes investigaciones afirman que el 80% de los varones gays consideran que la práctica de penetración anal es la gran protagonista de sus encuentros, y en muchas ocasiones usan diferentes variantes incluidos el uso de juguetes o dildos. También suelen dejar de lado las manifestaciones de afecto, las cuales pueden ser percibidas como “femeninas” y esto en ocasiones produce malestares en algún integrante de la pareja que siente la necesidad de demostrar su amorosidad.

En las parejas de lesbianas suele haber falta de deseo y también mucha rutinización en la cotidianeidad del vínculo, lo que lleva a la ausencia de relaciones sexuales. Hay manifestaciones de sobreprotección y dependencia emocional con posesividad, lo cual muchas veces suele sentirse como un malestar para el encuentro íntimo. Es necesario destacar que las parejas de lesbianas obtienen orgasmos en el 90% de los encuentros, ya que se elimina el coito como protagonista de la práctica sexual a diferencia de las mujeres que en encuentros heterosexuales alcanzan el orgasmo en un 65% de las veces. A diferencia de los varones gays, las parejas de lesbianas se muestran proclives a brindar, por tiempos prolongados, caricias en todo el cuerpo, poniéndose énfasis en las mamas y muchas veces hay orgasmo sin mediar la zona genital. Entre otras características, se producen muchos contactos cuerpo a cuerpo y mayor estimulación en genitales con manos y juguetes sexuales.

Es necesario destacar que si bien hay algunas particularidades de consultas en las parejas heterosexuales y homosexuales, cada persona vive y siente toda su erótica de manera muy particular y en cada encuentro con su pareja esto se pone de manifiesto. Porque la sexualidad es diversa, porque somos únicos cada uno/a de nosotros/as, por nuestras experiencias de vida, por nuestros mandatos y creencias y, por la educación sexual que hemos recibido.

Siempre ayuda mucho dialogar con la pareja, poder decir lo que se siente y buscar ayuda profesional. Activar los sentidos y no limitarse a los genitales es una gran práctica, que no sólo saca el foco a lo coital, sino que acrecienta la experimentación de toda la erótica. Hay que abrirse a conocer y reconocer los gustos e intereses de la otra persona y potenciar la creatividad, porque la rigidez y falta de novedad se convierten en enemigos del disfrute sexual en las parejas.

Desde la sexología trabajamos observando más allá de esa manifestación problemática, observar quien lo sufre, cuál es el inicio de esa situación de malestar y cómo es vivenciado por el otro/a integrante.

La educación y terapia sexual resultan cruciales: es una primera puerta que abre múltiples posibilidades y genera las condiciones para lo que denominamos “dar permisos”, los cuales  representan la instancia para liberarse de conceptos morales ya adquiridos, que suelen obstaculizar el disfrute.

Les propongo como pareja que hagan sus mapas erógenos propios y los compartan con su vínculo, que se exploren solos/as y en compañía, que lean y experimenten, porque todo esto les va a ir aportando nuevos conocimientos y lo más importante aún, va a ir potenciando sus deseos y su erótica. ¡Que el conocimiento sexual nos haga libres!

*La licenciada Analía Lilian Pereyra (MP: 22-1773) es Sexóloga y Educadora en Sexualidad Humana.

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