Aunque continúa la necesidad de nuevos tratamientos que modifiquen la progresión de la osteoartritis y desafíos para el diagnóstico más precoz, existen múltiples estrategias emergentes o no suficientemente enfatizadas en la consulta que podrían mejorar el manejo de la enfermedad, coincidieron participantes de dos sesiones en el 23º Congreso Panamericano de Reumatología (PANLAR 2021), que se celebró de manera virtual entre el 12 y el 15 de agosto.
Según el Dr. Oscar Rillo. “uno de los mayores mitos de la osteoartritis es que no tiene tratamiento, que no se puede hacer nada, que el paciente es un adulto de edad avanzada al que saludamos y tratamos de que se vaya lo más feliz posible. Sin embargo, hay mucho por hacer. No hay que pensar que la osteoartritis es la cenicienta de las enfermedades reumáticas», subrayó Rillo, jefe de reumatología del Hospital Pirovano, en la Ciudad de Buenos Aires y docente de Medicina Interna en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
A quiénes afecta la artrosis
La osteoartritis o artrosis afecta a 1 de cada 5 personas mayores de 60 años en Latinoamérica y es la patología articular más prevalente, primera causa de invalidez permanente en el mundo. Se considera una pandemia porque en el siglo XXI ha crecido más de 70%, aseguró la Dra. Maritza Quintero, expresidenta de la Sociedad Venezolana de Reumatología y profesora de la Universidad de Los Andes, en Mérida, Venezuela.
Sin embargo, pese a la carga de enfermedad que produce, hay falta o subutilización de recursos terapéuticos efectivos, reconocieron distintos panelistas. «Hay pacientes que se autoindican fármacos sin evidencia, buscando una respuesta que en una enorme cantidad de veces no les estamos dando. Los propios pacientes van haciendo sus ensayos», describió la Dra. Cecilia Asnal, reumatóloga del Hospital Alemán de Buenos Aires y miembro de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Reumatología.
Diagnóstico temprano
El Dr. Rillo agregó que el gran inconveniente actual es que la enfermedad se diagnostica con radiografías y las imágenes no siempre se coinciden con la clínica. Si uno se maneja con hallazgos radiológicos llega en etapas tardías. Es por eso que en general los tratamientos ya no son tan efectivos porque el daño está producido y es irreversible. La mayoría de las veces los colegas dicen: «Ya está, no hay nada más que hacer, es una afección a la que el paciente se tiene que acostumbrar», señaló el reumatólogo. Pero no hay que bajar los brazos.
Un desafío sería llegar a un diagnóstico más precoz con la presunción clínica, por ejemplo, con el crepitar de la rodilla, ciertos movimientos dolorosos, obesidad, antecedentes de lesión deportiva o edad, dijo el Dr. Rillo.
Medidas no farmacológicas
Un pilar del tratamiento es la aplicación de medidas no farmacológicas, coincidieron los especialistas. Por ejemplo, en artrosis de rodillas la intervención validada de mejor resultado es la pérdida de peso en el sobrepeso y la obesidad, destacó la Dra. Asnal.
«Mejorar el peso corporal en 10% ayuda mucho a bajar el dolor, no solo porque sobrecarga la articulación, sino porque libera sustancias proinflamatorias. Si cortamos ese círculo del adipocito alterado estaremos mejorando no solo la estética, también veremos la posibilidad de optimizar la terapéutica», expresó el Dr. Rillo, remarcando la importancia de indicar rehabilitación. «En muchas encuestas 90% de los pacientes se va solo con un tratamiento médico farmacológico», lamentó.