Atención con medicar incorrectamente a los chicos

Investigadores australianos detallaron cuáles son los remedios sin receta de los que más se abusa. El Paracetamol, que se ubica en primer lugar, puede causar fallo hepático si se lo ingiere en exceso Les siguen los jarabes para la tos y el Ibuprofeno.

Muchos padres ponen en peligro la salud de sus hijos al suministrarles de forma incorrecta remedios para la fiebre o la tos que se venden sin prescripción médica y que en casos extremos pueden ser letales, advirtieron hoy investigadores australianos.

«Nos sorprendió y preocupó ver que algunas personas creen que estos medicamentos son seguros porque pueden comprarse sin receta», señaló la doctora Rebekah Moles de la Universidad de Sydney, autora principal de un estudio que se presenta hoy en Lisboa, en la conferencia anual de la Federación Farmacéutica Internacional (FIP).

 
El remedio del que más se abusa es el Paracetamol, un analgésico y antipirético que, según explicó Moles, es seguro si se utiliza de forma apropiada. «Pero si un niño recibe dosis mayores de las recomendadas durante varios días seguidos puede ser potencialmente letal, porque causa un fallo hepático», dijo la especialista.

El Paracetamol, los jarabes para la tos y el Ibuprofeno, otro analgésico, figuran entre los diez medicamentos sin receta que se suministran de forma más incorrecta, según datos de los centros de información toxicológica australianos, señaló la doctora.

En 2008, el 48% de las 119.000 llamadas recibidas en el centro de información toxicológica del estado de Nueva Gales del Sur fueron por niños con una sobredosis accidental de medicamentos, el 15% de los cuales tuvieron que ser hospitalizados, afirma el estudio. Más del 85% se referían a menores de cinco años y casi el 80% a menores de tres.

Es improbable que Australia sea un caso especial. Existen datos similares en EEUU y los investigadores sospechan que «el uso inadecuado de los remedios infantiles está generalizado en el mundo». Alarmados por la situación, los investigadores australianos llevaron a cabo un experimento en el que se estudió durante un periodo de cinco meses, hasta febrero pasado, a 97 adultos -53 madres, siete padres y 37 cuidadores- en guarderías de Sydney con niños de cero a cinco años de edad.

 
A todos ellos se les confrontó con situaciones en que sus hijos o los niños a su cuidado estaban irritables y con calor, aunque seguían comiendo, bebiendo y jugando. Se puso a su disposición varios medicamentos que se venden sin receta y distintas medidas para las dosis, incluyendo cucharas corrientes, y se les preguntó lo que harían. Según el estudio, el 44% de los participantes habría dado una dosis incorrecta de medicamento y sólo el 64% se mostró capaz de medir la dosis con precisión. Por otra parte, el 15% decidió dar al chico un remedio sin tomar su temperatura y el 55% cuando la fiebre estaba por debajo de 38 grados. El Paracetamol fue la medicina preferida en el 61% de los casos aunque el niño no tuviera fiebre. Y sólo el 14% de los cuidadores salió airoso de la prueba de la temperatura.

 
«En la mayoría de los casos una sobredosis o una dosis menor de lo necesario no causa un perjuicio. Pero algunos padres nos dijeron que suministrarían el medicamento cada media hora si no funcionaba», señaló Moles. Según la doctora, si se juntan todas las circunstancias y un padre o una madre «utiliza un remedio que no es necesario, lo mide incorrectamente y lo suministra demasiado a menudo, el niño puede enfermar gravemente».

 
La solución, según ella, es una mayor educación en este tema. «Los padres deben hablar con el farmacéutico, leer los prospectos con cuidado y pensar dos veces antes de abrir el botiquín», dijo.

La investigadora recordó que «la fiebre no es mala, ya que significa que el cuerpo está funcionando, por lo que es más importante quitar una capa de ropa y conseguir que el niño descanse y beba mucha agua».

Si el medicamento es necesario, se debe leer el prospecto con cuidado y pedir consejo al farmacéutico sobre la dosis adecuada, que depende del peso del niño, no de su edad.
Y finalmente, Moles aconseja utilizar una jeringuilla para medir correctamente la dosis.

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