Hallan “superbacteria” en aves de corral

Un grupo de científicos de veinticinco centros de investigación demostró por primera vez que personas sin exposición a la ganadería se colonizaron e infectaron con la nueva cepa Estafilocócico Aureus Meticilino Resistente (MRSA) por comer o manipular carnes de aves contaminadas. El trabajo se publicó en la revista Clinical Infectious Diseases

Los investigadores liderados por el doctor Robert Skov, del Statens Serum Institute de Dinamarca, revisaron la base nacional de datos del Statens Serum Institute y encontraron que 10 personas residentes de zonas urbanas de ese país se habrían infectado con esta nueva bacteria. Para llegar a las conclusiones, emplearon una sofisticada técnica de análisis genómico que les permitió comparar el genoma encontrado en humanos, animales y alimentos contaminados por MRSA con el de otros países europeos.

“Este MRSA asociado a aves de corral puede ser capaz de trasmitir desde la comida a la gente. Puede propagarse de animales a personas en nuevas formas”, explicó Jesper Larsen, científico y veterinario del Statens Serum Institute.

En primer lugar, los científicos encontraron a diez daneses colonizados o infectados con la nueva cepa MRSA asociada a aves de corral y ninguno de ellos trabajado en granjas o tenían exposición directa a animales productores de alimentos.  

En segundo término, hallaron la cepa de MRSA identificada en estos animales no se encontró en el ganado del país pero cabria la posibilidad de que sea carne importada de otras naciones de la Unión Europea.

Por último, los ciudadanos afectados tenían información genética idéntica, lo que sugiere que todas las personas estuvieron expuestas a la misma fuente contaminante.

“Nuestros hallazgos muestran a la carne de ave como fuente de estas infecciones”, señaló Skov. Agregó que si bien en la actualidad los productos cárnicos representan solo una vía de transmisión de menor importancia para el MRSA, los nuevos hallazgos “ponen  en relieve la importancia de reducir el uso de antibióticos en animales productores de alimentos y la necesidad de continuar la vigilancia de la relación animal-comida- humano”.

Por otra parte, investigaciones previas habían indicado que las prácticas agrícolas modernas  usan antibióticos en bajas dosis en animales para estimular el crecimiento y compensar las condiciones de hacinamiento y de vía insalubre. Esto acarreó al desarrollo y aparición de las llamadas “superbacterias”, como la encontrada en este estudio. En la práctica diaria la atención está centrada en la búsqueda de salmonella y otros patógenos trasmitidos por los alimentos.

“Tenemos que ampliar la vigilancia hacia otros agentes patógenos en los alimentos y necesitamos de un liderazgo internacional para reducir el uso innecesario de antibiótico en granjas de todo el mundo”, concluyó Lance Price, coautor de la investigación y doctor en el Instituto Escuela Milken de Salud Pública en la Universidad George Washington.

Este nuevo hallazgo pone en evidencia que se debe continuar con la búsqueda de probables  superbacterias para implementar medidas de protección y prevención a nivel de salud pública mundial.

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