Hepatitis viral: por qué, quiénes y cuándo debemos vacunarnos

La prevención de estas infecciones es fundamental. En la hepatitis A, su severidad está relacionada con la edad del paciente. La hepatitis B, en el 10% de los casos cursa en forma crónica y puede llegar a causar cirrosis o cáncer de hígado.

Existen diferentes tipos de hepatitis virales. Actualmente disponemos de vacunas efectivas y seguras frente a las hepatitis A y B.

 

La hepatitis A (HA) es una infección frecuente, y su severidad está en relación directa con la edad. En niños, puede aparecer sin síntomas en la mayoría de los casos (70%), mientras que en niños mayores, adolescentes y adultos la infección se presenta con ictericia (color amarillo de la piel y las mucosas), diarrea, vómitos y un cuadro pseudogripal. A causa de la HA, el ausentismo en el colegio o el trabajo suele prolongarse entre veinte y treinta días.

 

Las complicaciones y formas severas son raras en casos de niños (índice de mortalidad: 1 a 3 de cada 1.000), pero en adultos puede llegar a 2 o 3%. La HA se contrae al consumir agua o alimentos contaminados, o por contacto íntimo con personas afectadas.

 

Para evitar la hepatitis A es fundamental beber agua potable y lavar bien las verduras, frutas y otros alimentos crudos que puedan estar contaminados.

 

La prevención de esta infección puede realizarse transitoriamente con gammaglobulina o definitivamente mediante la vacuna. Más del 95% de las personas que la reciben están protegidas después de la primera dosis, y el 100% después de la segunda.

 

La vacuna contra HA se indica a partir del año de edad. En adultos, las indicaciones más frecuentes corresponden a viajeros a áreas rurales o con bajo nivel sanitario, trabajadores gastronómicos, maestras jardineras y empleados de guarderías, pacientes con enfermedad crónica del hígado, hombres que tienen sexo con hombres y drogadictos.

 

En general, para obtener una inmunidad o protección cercana al 100% se recomiendan dos dosis. Es una vacuna segura, que no produce prácticamente efectos adversos importantes. Cuando se trata de adultos, es conveniente realizar un análisis de sangre previo, para determinar si tuvieron o no hepatitis. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, el 30% de las personas ya la padecieron, muchas veces sin haberse dado cuenta. Si se toma este recaudo, solamente se vacunará a los susceptibles de contraerla.

 

La hepatitis B (HB), a diferencia de la A, es una infección más severa, que en el 10% de los casos cursa en forma crónica. Esto ha producido en muchos casos, como consecuencia de la infección, cirrosis o cáncer de hígado. En el mundo existen 350 millones de portadores crónicos, y 850.000 personas mueren por año de cáncer de hígado asociado a HB.

 

El virus de la HB se transmite fundamentalmente por relaciones sexuales (100 veces más que el sida), pinchazos, transfusiones y contacto por convivencia con personas portadoras crónicas.

 

Por todas estas razones, desde hace años se aplica la vacuna, que es segura y efectiva. En muchos países, entre ellos la República Argentina, la vacuna se ha incorporado a los esquemas habituales de vacunación y se administra poco después del nacimiento.

 

En nuestro país se indica especialmente a los adolescentes, trabajadores de la salud, hombres que tienen sexo con hombres, drogadictos, personas que tienen múltiples parejas, pacientes sometidos a hemodiálisis, a transfusiones, o que padecen enfermedades crónicas del hígado. También se indica a los que conviven con portadores del virus, y a los que viajan a áreas de Asia, Europa oriental o al Amazonas.

 

Esta vacuna está hecha por ingeniería genética. Se aplica en tres dosis: las dos primeras con un mes de intervalo, y la tercera a los seis meses. No tiene prácticamente ninguna contraindicación e inclusive se puede administrar a las embarazadas, y no produce efectos adversos.

 

En resumen: ¿por qué tenemos que vacunarnos contra la hepatitis? Existen actualmente vacunas seguras y efectivas contra la HA y la HB. La razón de vacunarse contra la HA es la pérdida de días de trabajo o estudio que provoca, y las complicaciones que pueden presentarse con la infección, sobre todo cuando afecta a adultos. En relación con la HB, se trata de evitar una infección que puede ser crónica y producir cirrosis o cáncer de hígado.

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