La importancia de la consulta médica antes de viajar

Según estimaciones de la Organización Mundial del Turismo, este año se espera alcanzar la cifra record de mil millones de personas que realicen viajes por el mundo. Crece el número de turistas pero, muchos de ellos, aún no incluyen a la salud en la organización general. Hoy en día, existen profesionales especializados en Medicina del Viajero, cuyas indicaciones son indispensables para planear la travesía.

Actualmente, las personas suelen organizar con tiempo diversos aspectos de sus travesías, como los hospedajes, los recorridos turísticos, la documentación y otros trámites. Sin embargo, todavía no es tan usual que incluyan el cuidado de la salud entre esos planes, cuando, en realidad, resulta un punto fundamental, que puede condicionar el disfrute de un viaje, sea éste por negocios o placer.

Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), en 2012 seguirá creciendo el número de viajeros internacionales: se espera alcanzar el hito histórico de las mil millones de personas para fines de año, lo que representa el 17% de la población mundial. Estas impactantes cifras nos hacen valorar el desarrollo económico, técnico e industrial que posibilita que una gran cantidad de gente llegue a lugares antes impensados. Al mismo tiempo, los datos nos hacen reflexionar acerca de la urgente necesidad de incorporar ciertos recaudos para evitar accidentes e imprevistos, así como el contagio y propagación de patologías prevenibles.

Es por eso que resulta crucial el papel de los médicos especializados, ya que la distribución de enfermedades en el mundo varía en forma rápida y constante, y sólo los expertos tienen las últimas actualizaciones sobre la situación sanitaria y epidemiológica de cada destino. Además, ellos están en condiciones de evaluar el riesgo potencial y las medidas apropiadas para cada trotamundos.

En este sentido, los especialistas en Medicina del Viajero recomiendan realizar la consulta preferentemente un mes antes de la travesía. Este período resulta adecuado, por ejemplo, para actualizar el calendario de vacunas de una persona e indicar otras de acuerdo al destino. Los profesionales también brindarán asesoramiento sobre medidas preventivas según el estado de salud y los antecedentes del paciente, la duración y tipo de viaje que realizará.

Por ejemplo, se deben extremar los cuidados cuando se trate de viajeros de alto riesgo, como son aquellos que visitan áreas rurales, tropicales, subtropicales o subdesarrolladas. Del mismo modo, deben tomar recaudos quienes realicen itinerarios inciertos o muy flexibles, y quienes visiten países que se encuentren bajo situaciones especiales, como epidemias. También aquellos que programen  estadías prolongadas  (de más de tres semanas) o actividades que implican un gran contacto y exposición a la naturaleza.

Con la misma atención deben estudiarse las características propias de cada persona, ya que, incluso, existen ciertas condiciones y enfermedades en las que están contraindicados todos o algunos tipos de viajes. En el caso de quienes tengan patologías  previas, como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, respiratorias, mentales, o que hayan sido intervenidas quirúrgicamente, el especialista hará un análisis individualizado, para ofrecerle las mejores alternativas. Igualmente, deberán controlarse las embarazadas y los adultos mayores de 65 años.

Al partir, existen otros desafíos no menos relevantes, tales como viajar con niños y niñas, embarcarse en cruceros o evitar el jet lag, el desfase horario que pueden provocar los vuelos largos. También evadir dificultades muy comunes, como los accidentes, la mordedura de animales o la picadura de insectos. Además, siempre hay que tener en cuenta que algunas enfermedades, como la fiebre amarilla, la rabia, el tétanos y las infecciones causadas por la bacteria meningococo son prevenibles por vacunas, mientras que se puede reducir hasta en un 98% la posibilidad de contraer malaria o paludismo si se realiza un tratamiento preventivo. Para todos estos retos, es clave el asesoramiento de los profesionales.

No menor es la importancia de contar con un seguro médico de amplio alcance y adecuado a las necesidades particulares de cada viajero. Siempre teniendo en cuenta los itinerarios y posibles lugares de atención sanitaria.

En definitiva, es importante tener una actitud proactiva para disminuir la posibilidad de enfermar durante un viaje, consultar a los especialistas y adquirir el hábito de pensar en nuestra salud a la hora de planear cualquier recorrido. Sean por trabajo, estudio, placer, cultura, religión, solidaridad o deportes, en cada oportunidad, explorar abrirá nuestros horizontes mentales y espirituales, ampliará nuestras perspectivas y desafiará los esquemas conocidos; porque viajar no sólo nos lleva a lugares geográficos, sino también a nuevas formas de pensar e interpretar nuestra propia vida.

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