La vacunación puede prevenir las muertes infantiles por neumonía

En 2011 fallecieron en el mundo 1,3 millones de niños por neumonía, infección que causa una de cada cinco muertes infantiles. El 99% de los decesos ocurrió en países en desarrollo, sin acceso a los servicios de atención médica y a los tratamientos adecuados. Además de impresionantes, estas cifras son dolorosas, ya que la mayoría de los casos de esta enfermedad pueden prevenirse con vacunas y buenas prácticas de higiene, o tratarse con antibióticos y antivirales.

La neumonía es una infección pulmonar causada por múltiples agentes. Los más frecuentes son virus y bacterias. Dentro del primer grupo, los más comunes son el virus de influenza o gripe, el parainfluenza y el sincicial respiratorio. En cuanto a las bacterias, el neumococo es el germen más habitual: en Argentina, produce anualmente unos 25 mil casos en menores de cinco años,  de los cuales cerca de 500  fallecen. Además, según el Programa Nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles del Ministerio de Salud de la Nación, el 70 % de los afectados requiere una internación por complicaciones graves. Por otra parte, el neumococo también provoca otras infecciones invasivas. Así, es la primera causa infantil de meningitis bacteriana y sepsis de la comunidad.

El Streptococcus pneumoniae o neumococo es una bacteria que habita en la nariz y la garganta de los seres humanos. Desde allí, puede transmitirse a otras personas a través de las gotitas liberadas al toser y estornudar, y propagarse a otros sitios del cuerpo, donde causa enfermedades leves, como otitis, o graves, como neumonía, sepsis y meningitis. Existen más de 90 tipos diferentes de bacterias neumocócicas, pero sólo algunas causan enfermedad.

Aunque el neumococo puede afectar a cualquier persona, algunos grupos son más vulnerables: los niños menores de dos años, los adultos mayores de 65, los individuos con enfermedades crónicas pulmonares, cardíacas y renales, los diabéticos, los pacientes que tienen disminuidas sus defensas, los que padecen enfermedades del bazo y los fumadores. 

Principales medidas de protección

Para prevenir la neumonía infantil, las medidas generales más importantes son: disminuir los factores de riesgo, estimular y prolongar la lactancia materna, reducir la contaminación y la exposición al humo ambiental y de cigarrillo, y erradicar la desnutrición.

Las vacunas antineumocócicas son una herramienta fundamental para protegerse de estas infecciones. Existen dos tipos: las inmunizaciones de polisacáridos y las conjugadas. Las primeras brindan protección contra 23 tipos de neumococo pero, por sus características, no generan defensas adecuadas en los niños menores de dos años, la población más vulnerable. Por el contrario, las vacunas conjugadas demostraron ser muy efectivas para proteger a los lactantes.

La primera inmunización conjugada que salió al mercado fue la heptavalente (PCV7), que contiene siete de los serotipos de neumococo que causan neumonía y otras enfermedades invasivas. Su uso ya se discontinuó en Argentina, donde en la actualidad están disponibles las vacunas decavalente (PCV10) y trecevalente (PCV13), que ofrecen mayor protección.  

Los resultados de la aplicación de PCV7 –incorporada en 2000 al programa de inmunizaciones de los EEUU– demostraron que la vacuna disminuye significativamente el número de casos de infecciones por neumococo. Luego de cinco años, redujo en un 77% todas las enfermedades invasivas en niños menores de cinco años. Y en relación con las neumonías neumocócicas, en la población más vulnerable, los menores de dos años, la vacunación redujo porcentaje de internaciones en un 67%. Pero no solamente se beneficiaron los niños, también se vio que el uso PCV7 protege a las personas mayores no vacunadas que viven en contacto con los chicos inmunizados, al disminuir en estos la portación de la bacteria y la posibilidad de contagiarla. Este efecto ampliado se denomina inmunidad de rebaño.

En cuanto a la vacuna PCV13, según datos de estudios realizados en Argentina, la misma protege contra el 90% de los serotipos de neumococo que causan neumonía y 80% de los que causan meningitis en niños. En enero de 2012, se la incorporó al Calendario Nacional de Vacunación (CNV), por lo que es gratuita y de carácter obligatorio para los niños menores de un año. Contempla un esquema de tres dosis, a los dos, cuatro y 12 meses, y se puede aplicar con las otras vacunas del CNV. Asimismo, durante 2012 se vacunaron los niños entre uno y dos años, para ampliar la cobertura a la población más vulnerable. También está incluida en el CNV para los menores de cinco años que presentan factores de riesgo y enfermedades que predisponen a infecciones neumocócicas, como trastornos de las defensas, asma, afecciones pulmonares, cardiopatías, diabetes o enfermedades del bazo.

Además de la inmunización conjugada, todos los mayores de dos años de edad con factores de riesgo para infecciones neumocócicas deben recibir una dosis de la vacuna polisacárida de 23 serotipos, para ampliar la cobertura con los 10 serotipos restantes.

Gripe y neumonía

Otra causa importante de neumonía es el virus de la gripe o influenza. En un estudio realizado durante la pandemia de 2009 en Argentina, cuatro de cada 10 pacientes de entre cero y 18 años hospitalizados por un cuadro gripal presentaba neumonía.

La inmunización es la medida de prevención por excelencia contra la gripe. Las vacunas se elaboran cada año sobre la base de los virus que circularon durante la estación de gripe anterior. Las últimas contuvieron tres tipos de virus inactivados: A (H3N2), A (H1N1) y B.

Todas las personas pueden vacunarse contra la gripe. La vacuna se debe aplicar cada año durante la temporada otoño-invierno. En 2011, se la incorporó al CNV para los grupos de mayor riesgo: bebés de entre seis y 23 meses, mujeres embarazadas, madres recientes hasta seis meses luego del parto, personas de dos a 64 años con enfermedades de base, adultos mayores de 65 años y personal de la salud. Para evitar la gripe, también es importante extremar las medidas de prevención inespecíficas, como lavarse las manos con agua y jabón, o alcohol en gel, cubrirse la boca y nariz con un pañuelo al toser o estornudar y mantener los ambientes ventilados.

Es importante que los niños reciban todas las vacunas del CNV, porque algunas de ellas, como las que previenen la tos convulsa y el sarampión, también protegen contra formas menos comunes de neumonía.

 

Fuentes: Ministerio de Salud de la Nación, Sociedad Argentina de Pediatría, CDC, revista Lancet

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