Mala alimentación, una enfermedad social

Por Celina Abud.- El presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición, Edgardo Ridner, opinó que los hábitos poco saludables se transmiten de persona a persona, por lo que se debería considerar a la obesidad una “patología contagiosa”. Enfatizó en los beneficios de aprender a comer desde la infancia. 

Aprender a comer saludable lleva tiempo, pero los beneficios son de por vida, afirma Ridner.

Patologías como la obesidad, la hipertensión y la diabetes son consideradas por la Organización Mundial de la Salus (OMS) como enfermedades no transmisibles. Pero a pesar de que no se propaguen a través de ningún microorganismo, para el doctor Edgardo Ridner, presidente desde la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), estas afecciones deberían considerarse contagiosas. Así se expresó en un panel en el marco de la 1° Jornada Nacional de Alimentos y Bebidas organizada por la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL).

“Vivimos una nueva era en materia de patologías, la de las enfermedades sociales, porque los factores ambientales pesan más que los genéticos y ellos se pasan de persona a persona”, indicó Ridner. Entre ellos está el hecho de comer mal, así como también el sedentarismo, agregó. 

El presidente de la SAN recordó que a pesar de que en el país se produzcan comestibles para alimentar a 10 Argentinas, existen deficiencias nutricionales en la población.

“El perfil de la desnutrición cambia, hoy no se habla sólo de la desnutrición aguda, que es la de bajo peso, sino la de la falta de nutrientes que puede ir acompañada por la obesidad”, especificó.

De hecho, ejemplifico: “Cerca de la mitad de los argentinos tienen sobrepeso, y un 30% de las la población sufre anemia, producida por deficiencia de hierro. Estos dos fenómenos pueden darse juntos”.

El experto reconoció que hay una “mejora espontánea de la industria” para producir alimentos más saludables, iniciativas acompañadas por las del Ministerio de Salud de la Nación, que rindió batalla contra las grasas trans y el sodio con la campaña “Menos sal, más vida”.

Pero aclaró que el énfasis “no debe estar puesto en ‘el alimento’ sino en la alimentación”, por lo que se necesita “mejorar la comunicación para difundir hábitos saludables”.

“Aprender a comer lleva tiempo, pero los beneficios son de por vida”, indicó Ridner para luego agregar que el ámbito ideal para hacerlo “es la escuela, ya que es mejor incorporar hábitos de chicos que asimilarlos cuando se es grande”.

Según Ridner, para lograr que una sociedad esté bien alimentada, no sólo en cantidad, como en calidad, es vital que interactúen el Estado, la Industria Alimentaria y la Academia, es decir, las Sociedades Científicas.

Pero específicamente, “existe una excelente oportunidad para lograr más y mejores alimentos, si articulamos la tecnología, la capacidad empresarial y los conocimientos en nutrición”, concluyó. 

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