Unos 20 millones de niños en todo el mundo padecen malnutrición severa aguda, una situación que la Organización Mundial de la Salud (OMS) busca paliar con nuevas directrices para su tratamiento, como la hospitalización inmediata, alimentación con leche de fórmula fortificada y uso de antibióticos.
Estas nuevas directrices, que sustituyen a las de 1999, son recomendaciones clave para que sean incluidas en los planes de salud nacionales, ya que, según la OMS, muchos de ellos no tienen en cuenta las necesidades específicas de estos niños.
«Si estos niños no reciben los cuidados médicos y nutricionales correctos suelen morir», señaló hoy en Ginebra, en una rueda de prensa, el director del departamento de nutrición para la salud y el desarrollo de la OMS, Francesco Branca.
La malnutrición severa grave es el mayor grado de desnutrición que un niño puede padecer y se diagnostica cuando la circunferencia de la parte superior del su brazo mide menos de 115 milímetros.
En cuanto al tratamiento basado en antibióticos, la OMS recomienda ahora que se restrinjan a los menores de cinco años con malnutrición severa grave, que son los que tienen el sistema inmune más debilitado y son más propensos a infecciones.
Indicaron que el uso generalizado de antibióticos en los niños que no los necesitan puede hacer que las infecciones se vuelvan resistentes a los tratamientos. Sin embargo, los pequeños que no presenten complicaciones médicas evidentes y sean capaces de comer por sí mismos pueden seguir un tratamiento a base de comida terapéutica desde sus casas, con lo que se evitará exponer a los niños al riesgo de infecciones y enfermedades hospitalarias.
Otra de las directrices que cambió la OMS se refiere al tratamiento de los niños gravemente desnutridos con VIH, ya que en 1999 los tratamientos antirretrovirales no estaban muy avanzados y había escasa disponibilidad de este tipo de fármacos.
En la actualidad, el acceso a estos medicamentos mejoró, por lo que aconsejan hacer pruebas rutinarias de detección de la enfermedad en los países donde es más común, además de empezar los tratamientos para VIH en niños con el virus combinados con alimentos especiales y antibióticos.
Otro grupo a los que la OMS se refiere por primera vez en estas directrices son los niños menores de seis meses, para los que recomienda una nutrición basada en el uso exclusivo de leche materna, que proporciona una óptima protección contra infecciones.
La organización pone especial énfasis en los bebés gravemente desnutridos e insta a los servicios de salud a dar un apoyo especial a las madres que no pueden amamantar a sus hijos, proporcionándoles leche de fórmula y ayuda para prepararla de forma segura.