Casi 8 de cada 10 mujeres que viven con VIH en Argentina, Chile, Uruguay y Brasil son o fueron en algún momento de sus vidas víctimas de violencia, según una investigación realizada por organizaciones que trabajan en la temática, las que alertan sobre la importancia de contener y prevenir estos abusos a través de políticas públicas integrales.
Las encuestas sobre una muestra de 399 mujeres (100 por cada uno de los cuatro países) viviendo con VIH/sida revelaron que el 78,3% sufrió algún tipo de violencia a lo largo de su vida», destacó la investigación de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), junto a Gestos (Brasil), Educación Popular y Salud-EPES (Chile) y Mujer y Salud-MySU (Uruguay).
Según los datos del informe «el 69,9% de las encuestadas (279 mujeres de los cuatro países) vivió situaciones de violencia psicológica, de violencia física el 55,6% (222 mujeres); de violencia sexual el 36,3% (145 mujeres) y de abuso sexual en la niñez el 32,8% (131 mujeres)«, señaló Mabel Bianco, titular de FEIM, durante la presentación del informe que se realizó en el auditorio de la Cámara de Senadores.
Bianco explicó que los tratamientos de VIH se restringen a ofrecer los medicamentos necesarios y ha habido progresos en ese sentido pero advirtió que la problemática de esas mujeres exige un abordaje mucho más integral, porque “muchas de las afectadas por el VIH viven en un círculo de violencia que las hace aún más vulnerables».
«Algunas mujeres no pueden sostener sus tratamientos porque la situación de violencia les hace bajar los brazos. A veces llevan a sus propios maridos en crisis al hospital, o a los hijos y descuidan su propia salud», dijo Eugenia Guilligam, Red Argentina de mujeres viviendo con VIH/Sida, una de las organizaciones que en Argentina colaboró con la investigación.
Según la investigación, «el hecho de haber padecido o padecer alguna forma de violencia parece presentarse para las mujeres encuestadas, como agravante de las condiciones de salud en las que irrumpe el diagnóstico en sus vidas». Esa situación refuerza su «desprotección» frente a la posibilidad de infección, por su impacto negativo sobre la autoestima y las posibilidades de asumir el cuidado de su salud, señala la investigación.
Para Marcela Alsina, del Movimiento Latinoamericano y del Caribe de mujeres con VIH, esta investigación fue una revelación para las mismas las entrevistadas. «Hacía 10 años que trabajábamos juntas y jamás habíamos relacionado que 27 de las 30 mujeres con VIH, habían sido abusadas de chicas», dijo.
De hecho, del total de la muestra 131 (32,8%) mujeres dijeron haber sufrido abuso sexual en su niñez. Para determinarlo, se les preguntó si habían sido tocadas de manera inapropiada por alguien o si habían tenido relaciones sexuales forzadas o algún tipo de contacto íntimo no consentido cuando era niñas.
La dirigente aclaró que muchas situaciones de abuso y violencia familiar se naturalizan hasta tal punto que pasan a ser «normales», difíciles de cuestionar y forman parte de la forma de relacionarse de los integrantes de la familia. «Escuchamos a muchas decir: ni se me ocurre introducir el preservativo dentro de la pareja, porque la verdad es que me pega una piña y lo tengo que hacer igual», ejemplificó Alsina.