Villa La Angostura: tras las cenizas, psicólogos trabajan para reconstruir la vida cotidiana

La caída de cenizas volcánicas en la localidad neuquina de Villa la Angostura desde el 4 de junio pasado, dejó en esa población la necesidad de «trabajar codo a codo» para salir de la crisis y poder «reconstruir la vida cotidiana» de los habitantes, afirmaron especialistas del Ministerio de Salud de la Nación.

«Toda crisis siempre brinda una posibilidad de cambio, y esos cambios pueden derivar en aspectos positivos que beneficien a la sociedad en su conjunto. De este hecho quedará una marca en la comunidad y esta en ella saber como se puede construir a futuro», dijo Mauro Rodríguez del equipo de psicólogos de la cartera sanitaria.

 
Siete profesionales trabajan con la comunidad de Villa la Angostura en tareas de contención psicológica, que consisten en recrear ámbitos de socialización para que los pobladores puedan salir de sus casas y evitar a futuro complejidades en salud mental.

Se trata de un equipo interdisciplinario compuesto por psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales pertenecientes a la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones, quienes, a partir del relevamiento de la situación, plantearán distintas intervenciones con el fin de dar contención a las personas afectadas.

«Nuestra tarea fundamental es tratar de convencer a la población que en estas situaciónes es normal que ocurran conductas anormales, lo que hacemos es llevarles información sobre esta temática y promover actividades de socialización», explicó Rodríguez.

 
El profesional destacó que «la gente tenía hasta hace una semana muy poca luz durante el día y en la calle el sol estaba tapado por la ceniza, por lo que permanecían encerrados en sus hogares por temor y a la situación climática como lahares (flujos de barro o escombros) o sismos».

Rodríguez contó que en el día del Padre se organizaron diversas actividades porque «hay muchos varones adultos que están viviendo en Buenos Aires y su familia no tenía al jefe de familia cerca. Ya es difícil para un padre estar separado de su familia en una situación normal, mucho más en estas condiciones».

«Organizamos actividades para socializarlos y crear vínculos entre ellos. Todas nuestras medidas tienden a trabajar sobre estos aspectos que pueden resultar negativos para la salud mental de la población», aseguró Rodríguez.

El psicólogo destacó que la gente «no tenía información al principio sobre si las cenizas eran o no peligrosas para su salud y quizás por ello la solidaridad no se había manifestado por esta cuestión. Lo que hicimos fue acercar información diaria a los habitantes a través de las radios y otros medios locales».

Otra situación que se debió sortear, fue la de los niños al suspenderse las clases. En este sentido Rodríguez destacó que «lo primero que hicimos fue abrir las escuelas y promover actividades para los niños dentro de los colegios».

«El eje principal de la preocupación de la gente no era tanto cuándo se iba a ir la ceniza sino qué iba a pasar con el volcán, como se iba a resolver la situación climática, ya que tenían información sobre la existencia de inundaciones o aludes y la preocupación era cómo organizarse frente a ello», recalcó el psicólogo.

Este primer equipo interdisciplinario tendrá un recambio la semana que viene. Las actividades de contención se desarrollarán por el término de cuatro a seis semanas hasta dejar «una capacidad en salud mental instalada en el lugar».

Rodríguez puntualizó que trabajan con el hospital local «en un seguimiento intensivo para luego realizar una diferenciación diagnóstica con eventuales derivaciones a centros de salud de otras localidades y la posibilidad de colaboración de los vecinos de la zona».

«Hay que rescatar lo organizadas que estaban algunas comunidades de Villa la Angostura, de hecho ya habían instalado grupos electrógenos con una radio para comunicarse entre ellos», dijo el profesional y añadió:«Esta situación genera dos sentimientos primordiales, la solidaridad y el egoísmo o el aislamiento».

Precisó que estas dos cuestiones «no responden a que los pobladores sean malos o buenos, estas dos conductas son esperables para este tipo de situaciones, por lo que nuestra tarea es prevenir males mayores y reconstruir la vida cotidiana, después este hecho quedará como una marca en la comunidad y estará en ella construir algo positivo».

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