Estudio revela bajo valor nutritivo de cereales, postres y galletitas

Se relevaron más de 200 productos y hallaron esta tendencia en 9 de cada 10. También analizaron las estrategias de marketing en sus envases, con mensajes sobre sus beneficios, el uso de personajes y los empaquetados coleccionables. 

El 87% de los cereales de desayuno, los postres y las galletitas dulces contienen una cantidad excesiva de uno o más nutrientes críticos como sodio, azúcares libres o grasas. Así lo reflejó un análisis sobre 301 productos de estas categorías (209 galletitas dulces, 50 postres y 42 cereales de desayuno) realizado por FIC Argentina, en colaboración con FUNDEPS y la Universidad Católica de Santa Fe.

El estudio fue realizado entre mayo de 2016 y mayo de 2017 con el objetivo de analizar la calidad nutricional de los productos seleccionados y, en paralelo, detectar las técnicas de marketing dirigidas a niños y niñas en los envases de estos productos.

En este sentido, la investigación reflejó que 4 de cada 10 envases de cereales, postres y galletitas de baja calidad nutricional utilizan mensajes de nutrición tales como “Fuente de vitaminas y minerales” o “50% de calcio diario recomendado”.

“Estas frases son incorporadas por la industria de alimentos en el envase para que los consumidores identifiquen a los productos como saludables. Sin embargo, y tal como se observó en el estudio, esa información muchas veces no refleja la calidad nutricional de los productos”, indicó un comunicado de FIC  Argentina.

A su vez, la investigación reflejó que 3 de cada 10 de estos productos altos en sodio, grasas o azúcar presentan personajes en sus envases, tanto aquellos creados por la marca como personajes de deportistas y celebridades. También se detectó, en menor medida, la presencia de otras técnicas de marketing como la entrega de regalos, los envases coleccionables, los juegos y los mensajes de salud (“huesos fuertes”, por ejemplo).

“Los resultados del estudio evidencian que la regulación de envases en Argentina no es efectiva para la protección del derecho a la salud, a la alimentación adecuada y a la información de los consumidores. Por el contrario, la normativa vigente del etiquetado habilita a la industria de alimentos a incorporar información que confunde al consumidor y técnicas que buscan atraer a los chicos al consumo de productos no saludables”, declaró Lorena Allemandi, directora del área de políticas de alimentación saludable de FIC Argentina.

Y agregó: “Necesitamos una política que regule de manera efectiva la información que se incluye en los envases de alimentos. Esta política debería contener, por un lado, una regulación del uso de los mensajes nutricionales en los envases de modo que sólo estén presentes en aquellos alimentos que tengan una buena calidad nutricional, especialmente cuando son consumidos por los más chicos. Por otro lado, la medida debería contemplar una restricción al uso de técnicas de marketing dirigidas a niños y niñas. Asimismo, es clave incluir la declaración del contenido de azúcar en los productos que hoy no es obligatoria y contar con un etiquetado que informe de modo simple y claro la calidad nutricional de los productos y no confunda al consumidor”.

Según se detalló en el estudio, las técnicas de marketing implementadas en los envases, así como la publicidad por otros medios (TV o internet, por ejemplo), influyen en las preferencias de consumo de los niños, niñas y adolescentes e impactan en el desarrollo de la obesidad infantil. “Son recursos muy atractivos para los niños y las niñas. Ellos son capaces de identificar y reconocer a los personajes, envases coleccionables y regalos pero aún no tienen la capacidad para identificar que se trata de técnicas que buscan atraerlos al consumo de alimentos de baja calidad nutricional que afectan su salud”, indicó el texto.

En Argentina, el sobrepeso y la obesidad en adolescentes de 13 a 15 años aumentó del 24,5% al 28,6% del 2007 al 2012 según la última Encuesta Mundial de Salud Escolar. Por otro lado, la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (2004-2005) indicó que 10,4% de los niños de 6 meses a 6 años tienen obesidad infantil.

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