Las 5 claves de la dieta cetogénica que siempre quisiste saber

Cada vez es más popular para el descenso de peso, pero también se emplea como terapia en enfermedades puntuales. Aquí, toda la información para antes de empezar.

La dieta cetogénica se usa en salud desde hace 40 años. (Foto: Pexels)

La dieta cetogénica, cada vez más popular, cuenta con múltiples opciones de alimentos, como crema de leche, aceite, manteca, carnes, pollo, huevo, quesos y pescado; y con fórmulas cetogénicas nutricionales suplementadas con vitaminas y minerales para la preparación de las comidas. Lo que se restringen son los alimentos ricos en glúcidos (carbohidratos).

No sólo se emplea para el descenso de peso y porque con ella no se pierde masa muscular, sino que también para distintos tratamientos de salud. La única condición es que tiene que estar supervisada por un profesional idóneo para que resulte saludable.

Si bien cada vez se cuenta con más información sobre la dieta cetogénica o keto, aún suscita muchas incógnitas entre la población general. Para conocer más sobre ella, aquí, algunas claves.

Estado de cetosis

La dieta cetogénica hace entrar al cuerpo en cetosis, un estado fisiológico cuyo objetivo es generar la formación de cuerpos cetónicos, algo que ocurre también con el ayuno. La cetosis se logra o a través de un aporte insuficiente de alimentos (la cantidad de energía de la dieta es menor que la requerida) o mediante una restricción de alimentos ricos en glúcidos (carbohidratos), y consumiendo alimentos ricos en proteínas o en grasas.

Cabe declarar que la dieta cetogénica produce cetosis y no cetoacidosis. Mientras que la cetosis es un proceso metabólico natural que, controlado, favorece a una rápida pérdida de peso, la cetoacidosis es una enfermedad que aparece mayoritariamente en pacientes con diabetes debido a un exceso de ácidos y cuerpos cetónicos en la sangre.

Las hay de distintos tipos

No todas las dietas cetogénicas son iguales. Las hay altas en grasas, bajas en grasas, muy bajas en grasas, hiperproteicas o normoproteicas. Se pueden plantear un sinfín de combinaciones que permitan llevar al cuerpo a ese estado de cetosis, pero no todas son efectivas y seguras en el tratamiento del exceso de peso, por lo que en estos casos, es importante ponerse en las manos de un médico experto. Por ejemplo, las dietas hiperproteicas (hiper -en exceso-) pueden causar una sobrecarga de proteínas en el organismo, mientras que las que son altas en grasas, podrían llevar al paciente a problemas de carácter cardiovascular, como la hipercolesterolemia. Por lo general las normoproteicas (muy bajas en grasas), dan buenos resultados.

No se pasa hambre

Al cabo de 24 horas de no ingerir sustancias que proporcionen energía, el cuerpo inicia un proceso mediante el cual empieza a utilizar la energía que tiene almacenada en sus reservas de grasa. Esta situación genera en el paciente una sensación psicoestimulante que le motivará a seguir la dieta y evitará que pase hambre.

Buena para la grasa localizada

Debido a lo específica que es esta dieta para la grasa, es especialmente buena en tratamientos que requieran la eliminación de grasa localizada, por ejemplo, la de la zona abdominal que es muy perjudicial para la salud.

Se usa hace 40 años

La dieta cetogénica no nueva. Su término fue acuñado por Russell M. Wilder en 1921l, y más tarde, en 1971, la tesis “Ayuno Proteinado” del profesor Blackburn otorgó el fundamento científico de lo que acabó siendo una tipología de dieta cetogénica, en esta ocasión basada en el control estricto de la cantidad de proteínas que ingiere el paciente. Tres años más tarde, en 1974, médicos americanos empezaron ya a utilizar esta dieta, por lo que cuenta con casi de 100 años de historia y más de 40 en terapias aplicacadas.

Tiene múltiples aplicaciones para tratar problemas de salud

Las dietas cetogénicas alta en grasas y proteínas y bajas en carbohidratos se han mostrado efectivas en el tratamiento de la epilesia. El aporte elevado de grasas se transforma en la principal fuente de combustible -en reemplazo de los carbohidratos-, favoreciendo la producción de compuestos químicos en el hígado llamados ‘cuerpos cetónicos’, que generan cambios en la actividad metabólica cerebral mediante múltiples mecanismos, ayudando a reducir las convulsiones.

En la actualidad se están investigando también sus beneficios en la mejora del rendimiento escolar o en el campo de las adicciones.

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