Adultos mayores: uno de los grupos más vulnerables

Por Celina Abud.-  Son una población de riesgo ante esta enfermedad. Influyen factores típicos de la edad y fallas en la deglución. El hacinamiento predispone a contraer el mal en aquellos que viven en asilos. La vulnerabilidad de este grupo hacen que la vacunación y ciertas medidas preventivas resulten vitales.

Los padres de la medicina William Osler y Abraham Flexner coincidían en que la neumonía era el “mejor amigo del anciano”. Es que los adultos mayores tienen una mayor predisposición a contraer esta enfermedad respiratoria por factores relativos a la inmunidad celular, los mecanismos de defensa locales a nivel bronquial y fenómenos relacionados al mecanismo deglutorio. En diálogo con DocSalud.com, el Dr. Moisés Schapira, gerontólogo y Director Médico del Centro Hirsch detalla por qué esta enfermedad causa tanto impacto en esta población.

 

 

P: ¿Por qué se dice que los adultos mayores son un grupo de riesgo para la neumonía?

 

E: Por la prevalencia, incluso años atrás estos cuadros tenían una mortalidad cercana al 20%.  Son frecuentes en esta población ya que existe un compromiso tanto de la inmunidad celular como en los mecanismos de defensa locales a nivel bronquial con disminución de las cilias (especie de cabellos que cubren los bronquios principales) y reducción de la capacidad de defensa de la misma saliva sobre la inmunidad local.

 

Por otra parte, los fenómenos relacionados al mal funcionamiento de los mecanismos deglutorios (dificultad para tragar y deglutir) hacen que tanto la saliva como la comida vaya al árbol traqueobronquial en lugar de ir al aparato digestivo, siendo esa una de las causas frecuentes de las neumonías aspirativas.

 

En los ancianos que están institucionalizados (en centros de cuidados continuos o geriátricos) se suman el factor de riesgo del hacinamiento, que los predispone a padecer otro tipo de neumonías, similares a las llamadas hospitalarias.

 

Pero no se debe olvidar que este mal es un marcador pronóstico. No cualquiera se enferma sino la gente más frágil. Por eso cuando un paciente contrae esta afección, no sólo se lo debe tratar sino investigar por qué la tuvo.

 

P: ¿Cuáles son los gérmenes que producen neumonía en los ancianos?

 

E: La bacteria más común es el neumococo, independientemente de la edad. A medida que la persona envejece  aparece el haemophilus, los anaerobios (gérmenes que básicamente viven sin presencia de óxigeno, típicos de las neumonías aspirativas) y los gram negativos, menos comunes en la población general. Pero también hay neumonías virales, provocadas principalmente por el virus de la influenza.

 

 

P: ¿Cuáles son las medidas de prevención que deben tomar las personas mayores?

 

E: En primer lugar, la vacunación. Para la neumonía hay una vacuna antineumocócica con 23 serotipos de esta bacteria; también es fundamental  inmunizarse contra la gripe, con las modificaciones anuales de acuerdo a las cepas que fueron predominantes en el hemisferio norte durante la temporada anterior.

 

En segundo lugar se deben evitar las situaciones de gran hacinamiento, contacto o cercanía cuanto haya alguna persona con un cuadro respiratorio de vías aéreas superiores o inferiores. Por otra parte, el lavado de manos es fundamental, ya que al toser se elimina las llamadas “microgotas de flu” y cuando uno saluda traspasa la bacteria.

 

Si se confirma un trastorno deglutorio, se le debe dar al adulto mayor comidas procesadas y tratar de corregir esta afección con ejercicios fonoaudiológicos que eviten la aspiración continua. 

 

En relación a los medicamentos, cabe destacar que algunos antiácidos parecerían predisponer a ciertas neumonías aspirativas. Esto se debe a que el ácido clorídrico del estómago es un importante antiinfeccioso, en otras palabras, la acidez mata las bacterias.

 

Por último se debe evitar tomar antibióticos ante cualquier catarro banal, ya que esta conducta provoca una mayor resistencia de los gérmenes que derivan en infecciones más virulentas.

 

P: ¿Cómo se detecta y se trata la neumonía en ancianos?

 

E: El diagnóstico de la enfermedad es básicamente clínico. Lo que debe hacerse ante la sospecha es solicitar un examen que detecte algún soplo específico, y en segundo lugar una placa de tórax. Cabe aclarar que muchos adultos mayores suelen no presentar los síntomas típicos de esta enfermedad -como fiebre, puntadas al costado del cuerpo, dolor abdominal, vómitos o dolores musculares intensos- lo que puede complicar la detección.

 

Cuando  se confirma el diagnóstico la enfermedad debe ser tratada con antibióticos y antivirales. Más allá de que existan cuadros de tipo bacteriano o viral, otros menos frecuentes como los micóticos o incluso los de origen químico -producidos por la acidez del estómago cuando el paciente vomita- todos suelen tratarse con esquemas antibióticos amplios y se ve a través de los rescates bacteriológicos cuáles son los medicamentos apropiados.

 

Por último, dentro del esquema de tratamiento se cubren los anaerobios, que no suelen afectar a la gente joven. 

 

P: ¿Qué factores típicos de la edad predisponen a las neumonías?

 

E: Ciertas enfermedades como las insuficiencias cardíaca y renal; el consumo de tranquilizantes como las benzodiacepinas, la ingesta de algunos antiinflamatorios y todo fármaco que lleve a la disminución del sensorio, que predispone a la aspiración.

 

P: ¿Cómo se identifica la presencia de un trastorno de deglución?

 

Cuando se le da al paciente un vaso de agua y empieza a toser. Esta respuesta indica que el mecanismo no es correcto y debe ser evaluado por un fonoaudiólogo. Se usa agua porque es insípida y no tiene bacterias, pero también porque es mucho más común que el aparato se vea afectado más con los líquidos que con los sólidos Después existen exámenes más complejos como el “blue test” o prueba de la tinta azul, donde se suministra un líquido de ese color  y la videodeglución, donde se filma lo que pasa con el aparato tras ingerir un sorbo de líquido.

 

P: ¿Cuánto tiempo suele tardar un adulto mayor en recuperarse?

 

E: Depende de las condiciones del paciente y del tipo de cuadro. Cuando se trata de una neumonía aguda de la comunidad (es decir, la que se contrae fuera de un hospital), la persona tarda entre siete y 14 días para sentirse mejor. Pero una característica típica de la enfermedad es que es muy debilitante: la falta de energía es severa, lo que se ve claramente en los cuadros originados por la influenza. 

 

Para compensar esta baja se necesitan cuidados específicos como hidratación y una buena alimentación. Pero si el adulto mayor presenta insuficiencia cardíaca con disminución de la saturación de oxígeno, insuficiencia renal o aumento de la frecuencia respiratoria, debe ser internado.

 

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