La verruga genital es una enfermedad que los varones han padecido desde siempre. Hoy el 70% de los que vienen al consultorio lo hacen porque su pareja presenta lesiones por HPV. En general, llegan por indicación de la ginecóloga de su mujer, que quiere constatar si ellos también tienen lesiones. El primer paso para saberlo es hacer una penescopía: un estudio con lente de aumento y ácido acético que permite ver la “acetosensibilidad” en la zona del pene, especialmente glande y frenillo; y en el prepucio, en la zona del escroto y del pubis. De esos pacientes, el 50% presenta lesiones por HPV.
Las mismas se pueden dar de tres formas. La primera es la más visible y característica: la verruga genital que suele motivar la consulta. Su aspecto es similar a una espiga de maíz. Suele presentarse en la zona del frenillo, el prepucio o el glande. También puede estar presente en el meato, en la zona anal o en la perineal o escrotal. La segunda forma de manifestación del virus de HPV son las pápulas: elevaciones en la piel, de aspecto liso. Es importante conocer bien el diagnóstico de este tipo de manifestación, ya que las pápulas pueden confundirse con otras lesiones o enfermedades virales. La tercera forma de aparición del HPV es la macular o con manchas rojas.
El tratamiento de cada paciente depende del tipo de lesión. Según el caso, puede tratarse con ácidos, terapia con láser o electrocoagulación. A veces es necesario pasar por el quirófano para resecar las verrugas.
Pero lo realmente importante no es el tipo de tratamiento. Lo más importante es que los hombres cuyas parejas tienen el HPV vengan al control urológico, para que se les practique la penescopía y se pueda encarar un tratamiento. Y también un seguimiento que evite que el virus vuelva. En el primer año, esto ocurre en el 60% de los casos. Se trata de un virus lento, de modo que los controles se realizan cada tres y seis meses, y al año.
Para que los tratamientos funcionen se requiere el uso del preservativo y el abordaje del tema en pareja. En los últimos tiempos hemos incorporado herramientas de diagnóstico de alta especificidad y sensibilidad, con las que se obtienen resultados más precisos. Por ejemplo, nos permiten conocer los serotipos de HPV y detectar si se trata de los más benignos o los que nos orientan acerca de lesiones premalignas. Entre los varones, estas lesiones representan menos del 0,5%.
Actualmente, existe una vacuna contra el HPV, llamada cuadrivalente, cuyo uso está sugerido para todos los hombres entre los 9 y 26 años. Preferentemente, debe aplicarse antes del inicio de la vida sexual activa. También pueden recibirla los que tengan comprometida su inmunidad, antecedentes de recurrencias de verrugas genitales o HPV de alto riesgo.