La atención de la salud tiene perfume de mujer

Por Soledad Llarrull.- En Argentina, siete de cada 10 personas que trabajan en la atención y administración sanitaria son de sexo femenino. La misma proporción existe entre los estudiantes de medicina de la UBA. Cuidar al otro y el gusto por los niños, entre los motivos de la elección. 

La burla despectiva de Jack Byrnes –encarnado por Robert De Niro en La familia de mi novia– a su futuro yerno, el enfermero Greg Focker y los constantes conflictos, tires y aflojes entre el doctor House y Lisa Cuddy, la decana de Medicina y administradora del Hospital donde ambos trabajan, reflejan, tal vez en extremo, cómo cambiaron los roles de hombres y mujeres en el ámbito de la salud.

Aunque hace pocas décadas todavía predominaban los “hijos doctores”, la realidad actual es muy diferente. “En el país, hoy el 70% de la masa laboral en salud son mujeres”, afirma la doctora Liliana Licciardi, presidente de la Sociedad Argentina de Mujeres Médicas (SAMMED). Una cifra que engloba a una diversidad de profesionales, como doctoras, enfermeras, bioquímicas, farmacéuticas, odontólogas, psicólogas, y también al personal administrativo en todo el rango de jerarquía.

Con más de 30 años de carrera, Licciardi tuvo la oportunidad de atestiguar en forma directa esa evolución. “En mi época de residente de Tocoginecología en el Hospital Ramos Mejía, éramos dos mujeres y rotábamos por el Servicio de Cirugía junto a unos 18 varones”.

A pesar de esta desproporción, Licciardi recuerda que “nunca tuvo problemas” con sus colegas varones, pero que sí se encontró en una instancia en que su condición femenina no le permitió acceder a un espacio de conducción.

Y aunque con cierta lógica, la creación de SAMMED, veinte años atrás, podría haber respondido a una lucha feminista en el ámbito médico, Licciardi cuenta que la motivación fue otra: “SAMMED tiene dos vertientes, una relacionada a consolidar un espacio científico vinculado a la salud integral de la mujer, y otra vinculada a la mujer médica y al contexto social y personal en el cual desarrolla su actividad profesional”. Y agrega que actualmente trabajan para crear un espacio donde las colegas puedan sentirse acogidas, recibidas y participantes de la problemática de la salud femenina y del ejercicio médico.

“El embarazo, la familia y otros aspectos de la vida personal nos demandan repartir el tiempo de una manera diferente”, asegura Licciardi, quien luego de 10 años de trabajo asistencial y del nacimiento de su segundo hijo, vislumbró que el ejercicio de la Medicina podía extenderse hacia otro espacio. Así, se diplomó en la Escuela de Salud Pública de la UBA, pasó por distintos cargos administrativos y hoy se desempeña como Directora de Planeamiento y Concursos del Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires. 

“Una mujer que está en la conducción puede entender lo que implica tener un hijo enfermo, porque comparte las experiencias del género –asegura y destaca–. Este espacio de comprensión facilita que puedan superar los momentos donde deben resignar horas de su actividad profesional y ayuda mucho a que una mujer no abandone una carrera tan preciada como la Medicina, que la consolida solidariamente en el servicio hacia la población”.

Por qué ellas eligen la salud

“Cuando estudiamos el perfil de personalidad de las mujeres que nos consultan, aparecen mucho los aspectos relacionados con la sensibilidad hacia los otros, el gusto por los niños, la comprensión, y la ternura, por eso se orientan más a las carreras relacionadas con la salud y el cuidado de las personas, o las sociales”, relata Melina Cataife, psicóloga y directora de Cataife Consultora de Carreras.

Sobre los criterios que llevan a elegir una u otra profesión, Cataife señala: “Medicina se busca por aspectos relacionados al prestigio social, a la toma de decisiones y a la sensibilidad por los demás. Pero muchas mujeres eligen otras carreras, como Odontología, porque sienten que les permitirán tener jornadas más flexibles, con más tiempo para cuidar a los hijos, aunque esto es algo que vemos cuando nos consultan personas más adultas, no en los chicos de 18 años”.

Las estadísticas de las matriculadas en la Facultad de Medicina de la UBA –que también representan el 71% de los inscriptos– y de la proporción de mujeres en el ámbito laboral de la salud dan cuenta del peso que estos rasgos mayormente femeninos tienen en la orientación profesional: la gran mayoría elige la carrera de Enfermería o las especialidades médicas de Pediatría, Ginecología y Obstetricia, Clínica médica, Atención primaria y Medicina familiar; mientras que Cardiología y las especialidades quirúrgicas siguen siendo territorio masculino.

En este sentido, Licciardi indica que en SAMMED no recibieron quejas de mujeres por no haber podido acceder a estas u otras especialidades, pero reconoce que en salud todavía hay ámbitos donde el constructo es masculino y tiene códigos vinculados a ese sexo. “Ahí la mujer muchas veces tiene que adaptarse para poder tener espacios. Hasta que se vaya consolidando, no sólo numéricamente, sino a través de sus valores, como ética y solidaridad. Con el tiempo y la perseverancia, las mujeres van a tener un mayor espacio en la conducción de la salud y de las especialidades docentes universitarias”, anticipa.

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