El corazón trasplantado a Renzo Salvatore Antonelli, el niño correntino de dos años que estuvo ocho meses conectado a una máquina, está funcionando con normalidad, confirmaron sus padres en la puerta del hospital Garrahan.
Según indicó Haroldo Antonelli, padre de Renzo, el órgano “funciona al 100%, late solo, aunque los médicos pidieron ser cautelosos y dejar pasar la noche, para descartar que se presenten infecciones”.
A su vez su madre, Belén Ramos, indicó a la prensa que el pequeño “está sin asistencia cardíaca, sólo respiratoria” y que sólo está medicado “con las drogas que se dan a los niños trasplantados”.
“ Aunque el corazón funcione de acuerdo a las expectativas de los médicos, hay que esperar segundo a segundo. Todavía Renzo duerme, está sedado, pero cuando despierte voy a caer y sentir la noticia”, dijo la madre emocionada a la prensa.
Horas atrás, la evolución del pequeño sido anticipada por su abuelo, Jorge Ramos, al canal correntino 13 MAX televisión. Más tarde Ramos, en diálogo con Cristina Vicentín de la radio correntina LT7, dijo: “A las 12,55 me llamó Haroldo (para de Renzo) y me dijo que su corazón funcionaba sólo”.
En relación al mensaje que daba a conocer el papá del niño el sábado, el abuelo dijo que era porque el órgano “no se mantenía funcionando, estaba perezoso”.
“Hay que tener en cuanta que todo fue perfecto desde la ablación. Aunque a la hora y media de funcionar, decayó su funcionamiento”, agregó.
El sábado pasado, Renzo había sido reingresado a la lista de espera del Incucai para un re-trasplante, ya que el órgano implantado la semana anterior no reaccionaba de la manera esperada.
Entonces su abuela Patricia confirmó a la prensa que el corazón estaba “trabajando a un 50 por ciento” y comprimía bien, “pero a la hora de expulsar la sangre no lo hace con la fuerza que el cuerpo de Renzo necesita».
Esta mañana la mujer había asegurado que hoy era un día clave ya que los médicos harían «un último intento» para probar si el nuevo corazón tomaba fuerza. Aseguró que el niño «es un tigre» y que afronta «cada pinchazo con una sonrisa ya que lo convencemos que es lo mejor para él».
«El equipo del hospital que atiende a Renzo como a todos los niños que están aquí es maravilloso. Tenemos un hospital público maravilloso y hay que reconocerlo y cuidarlo», había concluido la abuela.