El comienzo de año es una oportunidad para adoptar medidas que favorecen el control y el descenso de peso corporal. Beber más agua, ingerir al menos cinco porciones diarias de vegetales y frutas, y caminar o ejercitarse todos los días son algunas de las estrategias que más fruto rinden a largo plazo.
La llegada del verano es un momento óptimo para incorporar hábitos saludables que permiten el descenso de peso, en especial tras los clásicos excesos alimentarios que se cometen en las Fiestas. Las altas temperaturas, los días más largos y las vacaciones son una buena combinación para dedicar más atención a comer bien y hacer actividad física, dos aliados para bajar de peso.
El doctor Silvio Schraier, director de la Carrera de Médicos Especialistas en Nutrición de la Facultad de Medicina de la UBA y expresidente de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), explicó que “no se trata de ayunar ni de ‘matarse’ en el gimnasio”. De hecho, indicó que “ambas conductas son peligrosas, ya que podrían llevar a una descompensación”.
Lo ideal, para el experto, es adoptar medidas que puedan continuarse en el tiempo, como hidratarse bien al beber seis o más vasos de agua al día, evitar las comidas grasosas y elegir en su lugar vegetales y frutas, además de mantenerse en movimiento.
En este sentido, Schaier indicó que las olas de calor no son excusa para quedarse quieto. “Una caminata diaria de 30 minutos a paso medio o rápido, muy temprano o a la noche, es todo lo que hace falta para mantenerse activo pese a las altas temperaturas, y sin poner en riesgo la salud”, aconsejó y aclaró que “correr bajo el rayo del sol es contraproducente, pero también lo es sentarse hasta que termine el verano”.
También es importante tomar mucho líquido antes, durante y después de hacerlo y, sobre todo, no salir en ayunas, porque está comprobado que así se pierde masa muscular y no grasa. “Todo ejercicio aeróbico es útil: caminar, correr, trotar, nadar, bailar, andar en bicicleta, entre 30 y 60 minutos por día, todos los días”, afirmó.
En cuanto a la alimentación, “es una ocasión excelente para incorporar frutas y verduras”, ya que es época de variedades refrescantes como la sandía, el melón y el durazno, que proporcionan vitaminas, minerales, azúcares saludables y líquido en forma natural.
Las ensaladas, condimentadas con aliños de limón o vinagre o aceto y hierbas, son uno de los platos ganadores del verano, ya que “son frescas, aportan nutrientes beneficiosos y tienen pocas calorías”, indicó el especialista, pero advirtió que “lo más calórico de una ensalada es el aceite, por lo que se recomienda no excederse de una cucharada sopera por comida”.
“En relación a las carnes, se debe consumir una porción del tamaño de la palma de una mano por día, a la plancha, a la parrilla o al horno, evitar su frituras y los cortes grasos. Los almidones como una papa o batata, o cereales como el arroz o el trigo, aún en forma de pastas, ocupando medio plato, tiene un rol como aportador de energía, en una de las comidas del día”, agregó.
Con respecto a las bebidas, lo ideal es que sean sin azúcar agregada, y sin alcohol. “Beber una cerveza fría puede ser refrescante, pero suma gran cantidad de calorías que pueden evitarse al optar por agua fresca, con o sin gas”, consignó Schraier.
El nutricionista destacó, a su vez, la opción de los suplementos dietarios de origen natural para las personas que se mantienen físicamente activas y se alimentan de forma adecuada, pero que necesitan un empujón extra para ver resultados y reducir las grasas, especialmente en la zona abdominal. A pesar de no ser fármacos, estas opciones siempre deben estar indicadas por el médico.
Por último, si se quiere descansar de la cocina, comer afuera no es excusa para excederse. “En la actualidad, todos los restaurantes ofrecen opciones saludables, desde ensaladas y vegetales al vapor hasta carnes grilladas. Es preciso evitar los postres cremosos, las frituras y las salsas con alta densidad calórica”, indicó el médico.
“En síntesis, se busca que cada persona tenga un estilo de vida saludable, que se refleje en cada aspecto de sus actividades cotidianas. Bajar de peso sin cambiar de ‘chip’ en lo que hace a la alimentación y el ejercicio va a llevar a un ‘efecto rebote’ en la mayoría de los casos. En cambio, introducir pautas sencillas y eficaces para el manejo de peso permite lograr resultados duraderos”, concluyó.