La mayor parte de la población a nivel mundial mejoró sus condiciones de vida en los últimos 20 años, pero las desigualdades se multiplicaron, según un informe de la ONU.
Esas crecientes inequidades son el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad y deben reforzarse, en particular, los derechos de mujeres y niñas, especialmente en salud reproductiva y sexual, advierte el documento elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU).
«Hay más leyes para proteger y respetar los derechos humanos, pero sigue habiendo enormes desigualdades en la materialización de esos derechos y en el acceso a servicios vitales», se lamentó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en la conferencia de prensa de la presentación del informe.
El reporte detalla los logros alcanzados desde la Conferencia de Población y Desarrollo (CIPD), celebrada en El Cairo en 1994, en la que la comunidad internacional acordó estrategias para impulsar la educación universal, reducir la mortalidad infantil y materna, y mejorar la planificación familiar y la salud sexual en todo el mundo.
«Los logros durante estos 20 años han sido notables, incluyendo mejoras en la igualdad de las mujeres, la salud y la esperanza de vida, la educación y los sistemas de protección de los derechos humanos», señaló la agencia de las Naciones Unidas.
La FPNU destacó que en las últimas dos décadas unas 1.000 millones de personas dejaron de vivir en la pobreza extrema y que el temor sobre un aumento excesivo de la población mundial sigue disipándose, según la agencia de noticias EFE.
Sin embargo, alertó de la creciente desigualdad entre ricos y pobres, que ya dejó un «enorme número de personas fuera de los beneficios del desarrollo».
En los últimos 20 años, el 53% de la riqueza generada en el mundo fue a parar al 1% más rico de la población, lo que ensanchó la brecha entre ese grupo y los 1.000 millones de personas que viven en los 50 o 60 países más pobres de mundo.
Esa situación se vio reflejada en los indicadores analizados en el informe, por ejemplo, el de la mortalidad materna, uno de los que registraron un mayor progreso.
Entre 1994 y 2014 los decesos de mujeres durante el embarazo y el parto se redujeron casi un 50% en términos globales, pero en muchos países del Africa subsahariana la mortalidad aumentó, entre otras cosas, por causas vinculadas a la propagación del virus del sida.
Según datos de 2010, el 99% de toda la mortalidad materna se da en los países en vías de desarrollo.
Lo mismo ocurre en el caso de la mortalidad infantil, que pasó de 90 muertes por cada 1.000 nacimientos en 1990 a 48 en 2012 en el cómputo general, pero que continúa en 98 muertes por cada 1.000 en el Africa subsahariana.
La salud sexual y reproductiva fue un punto clave en la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo de 1994, ya que rodearon de polémica el encuentro por las distintas visiones sobre la anticoncepción y el aborto, entre otros temas. En ese sentido, el nuevo informe de la ONU remarcó la necesidad de impulsar los derechos de las niñas y las mujeres en esta materia.
Ese esfuerzo, según el texto, debe darse cuanto antes dado que la mayor generación de adolescentes de la historia, que se concentra principalmente en países en vías de desarrollo, está iniciando su edad sexual y reproductiva.
Por ello, el FPNU reclamó a la comunidad internacional más voluntad política, recursos y educación para poner al alcance de todas las mujeres métodos anticonceptivos y conocimientos necesarios para evitar enfermedades de transmisión sexual, sobre todo entre las más jóvenes.
Según datos del informe, se realizan más de 8 millones de abortos anuales entre niñas y jóvenes de entre 15 a 24 años, especialmente en los país más pobres, donde también se producen la mayor parte de nuevos casos de VIH y otras enfermedades.