Pasaron 12 años desde que una investigación sobre la muerte del futbolista de la selección de Inglaterra, Jeff Astle, dictaminó que el deportista había muerto a causa de un traumatismo cerebral por cabecear pelotas de fútbol de cuero grueso, motivo por el que la Asociación de Fútbol de Inglaterra (AF) prometió hacer un estudio sobre ese tipo de lesiones.
Sin embargo, el organismo no cumplió y ahora la familia de Astle pide a través de una campaña llamada “Justicia para Jeff”, que se realice un nuevo estudio. La iniciativa hizo que otros allegados a exjugadores planteen que este caso podría ser la punta del iceberg. Entre ellos se encuentra el fisioterapeuta Andrew MacLeod, cuyo padre, Ally, dirigió a Escocia en el Mundial de Argentina de 1978.
Según informa el sitio BBC Mundo, MacLeod cree que su padre desarrolló Alzheimer tras cabecear pelotas durante una carrera que se extendió 16 años. Ally McLeod murió en 2004 a la edad de 72 años, tras sufrir la enfermedad por casi 10 años
Su hijo recordó que el proceso de su padre comenzó con pérdida de memoria. «Él olvidaba dónde estaba mi casa o pedía ir a visitar a su madre, quien había muerto hacía 23 años», dijo.
«Estaba muy interesado en ver la investigación de la Asociación de Fútbol porque si existe evidencia de que cabecear repetitivamente provoca lesiones cerebrales, eso tendría consecuencias incluso para los jugadores actuales», agregó.
Por su parte, Richard Wickson, presidente de la que fue la asociación de jugadores del Club de Fútbol Reading, en Inglaterra, también cree que el caso de Astle es la punta del iceberg, y, en su opinión, “el temor de tener que pagar una compensación es la única cosa que frena a la autoridades de hacer una investigación completa», declaró.
Sin embargo, Wickson aseguró que las familias con las que ha hablado “no están interesadas en dinero, sino que sólo quieren asegurarse de que los jugadores jóvenes no sufran».
En una carta a la esposa de Astle, el presidente de la AF, Greg Dyke, informó que se había conformado una comisión para investigar lesiones en la cabeza, que incluye a representantes de dicha organización, la Asociación de Futbolistas Profesionales (PFA) y la Liga Premier.
A su vez, un vocero de la AF indicó que «la comisión de fútbol dedicada a lesiones en la cabeza está trabajando para aumentar la concienciación en todos los niveles del juego».
Nuevos trabajos
El doctor Michael Lipton actualmente está realizando un estudio con futbolistas aficionados adultos en Estados Unidos para tratar de determinar cómo estas maniobras impactan en el cerebro. Los hallazgos iniciales sugieren que cabecear una pelota más de 1.000 veces al año podría causar un traumatismo craneoencefálico.
«Esas personas tendieron a desenvolverse peor en pruebas cognitivas, especialmente aquellas enfocadas en la memoria, y en un grado menor en las pruebas de velocidad y atención», indicó Lipton.
«Hay información clara que indica que traumatismos craneoencefálico aumentan, quizás hasta tres veces, el riesgo de desarrollar Alzheimer y demencia», remarcó.
Sin embargo, la opinión científica está dividida. El doctor Andrew Rutherforf, de la Universidad de Keele, en Reino Unido, quien estuvo investigando posibles daños cerebrales causados por cabezazos durante más de 10 años explicó que no existe evidencia definitiva que los vincule con la demencia.
«En realidad podría deberse a un sinnúmero de causas, las mismas que afectan a una persona que nunca ha jugado fútbol», concluyó Rutherforf.