Investigadores del CONICET desarrollaron una solución no tóxica para humanos y que a la vez controla la propagación de hormigas en un centro de salud para menores.
La exposición a pesticidas es perjudicial para la salud de los pacientes, especialmente niños y neonatos.
Los señuelos tienen compuestos tóxicos espesos que las hormigas soportan, pero después las mata, explicó la doctora Roxana Josens, investigadora del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE), que depende del CONICET y la UBA.
La fórmula y el modo de aplicación desarrollado por los científicos superaron a los cebos comerciales empleados anteriormente sin éxito.
“Los venenos que se emplean para combatir hormigas deben tener una acción retardada, para dar tiempo a que estas transporten la mayor cantidad de cebo posible hacia el nido. Así se distribuye entre los miembros de la colonia, en lo posible alcanzando a las reinas”, indicó Josens.
El grupo de especialistas realizó en forma previa una evaluación de las especies de hormigas presentes en el sanatorio, su abundancia, sus preferencias alimentarias y la llamada “dominancia comportamental”, es decir, quién domina una fuente de alimento.
“Así pudimos tener una efectividad del 100% en el control de las especies más asociadas a los edificios, donde anteriormente los cebos comerciales no tuvieron éxito”, afirmó Josens. Las especies más conflictivas fueron Nylanderia fulva, y luego dos especies del género Brachymyrmex, de tamaño muy pequeño.
A partir de esa experiencia, de la demanda de asesoramiento para el control de plagas y consultas del tema, los autores del trabajo abrieron un canal para brindar servicios para combatir hormigas hospitalarias a través de la unidad de Oferta Tecnológica del CONICET, que vincula requerimientos de la sociedad que puedan ser atendidos por el sistema científico nacional.
Fuente: Agencia CyTA-Instituto Leloir