Brasil: relacionan deforestación con la suba de casos de malaria

Un estudio realizado en la Amazonía brasileña revela que con una pequeña reducción en la cobertura de la selva tropical puede aumentar la incidencia de malaria en casi 50 %. Estiman que las zonas de desmonte favorecen la propagación del mosquito vector. 

El desarrollo económico es fundamental para el bienestar y el progreso de las poblaciones. Sin embargo, se debe tener en cuenta la preservación del medio ambiente, en particular con la amenaza latente del cambio climático en todo el planeta. Según un artículo publicado en la revista Emerging Infectious Diseases, los espacios abiertos y los ojos de agua parcialmente iluminados por el sol, dos características típicas de las zonas deforestadas, propician un escenario ideal para la proliferación del mosquito Anopheles darlingi, el principal vector del parásito de la malaria en el Amazonas. El artículo busca explicar cómo una pequeña alteración en el ambiente conlleva una mayor vulnerabilidad para la ocurrencia de malaria, dado el enorme incremento en el número de mosquitos vectores. 

 

Para comprender esta relación, un grupo de expertos de la Universidad de Wisconsin (EEUU) y del consorcio energético Santo Antonio Energia, de Brasil, analizó información sobre la cobertura vegetal y los desmontes, obtenida por satélites de alta resolución. Además estudió datos recolectados entre 1996 y 2006 en 54 distritos sanitarios brasileños fronterizos con Perú.

 

Así, hallaron que un cambio del 4% en la cobertura forestal de la selva estaba asociado con un 48 % de aumento en la incidencia de malaria. Las áreas menos deforestadas tuvieron menor riesgo de este mal, lo que sugiere un vínculo entre las prácticas de conservación y la enfermedad.

Para los autores del estudio, esta relación se debe a que estas zonas de desmonte benefician el incremento de la población de los mosquitos vectores y, por consiguiente, aumenta el riesgo de malaria para los humanos.

 

No obstante, otros especialistas de la Universidad de California en Santa Bárbara, quienes cuestionan el vínculo entre cambio climático y malaria aseguran que las poblaciones humanas también tienden a asentarse en áreas que fueron recientemente deforestadas y, si en esos grupos hay individuos que llevan con ellos la malaria, también ellos pueden iniciar la epidemia. De todas formas, instan a que se cuantifique el vínculo entre deforestación y malaria, cualquiera sea la cadena causal.

 

La gestión del manejo de tierras y las políticas de desarrollo deberían sopesar este riesgo para la salud humana junto con los beneficios económicos de la deforestación. Es importante, por lo tanto, que el estado como las empresas privadas y la población encuentren la vía de concertación y consenso más apropiada para el desarrollo económico, sin alterar el delicado equilibrio ecológico que sostiene a todas las formas de vida en este planeta, incluyendo a los seres humanos.

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